El humus de lombriz

Por Pasape

El humus de lombriz, es uno de los pilares de la agricultura ecológica.

La base para realizar una agricultura de calidad es tener un suelo equilibrado, sano y rico en humus, donde las plantas crecerán vigorosas al desarrollar sus raíces en un campo en el que existe una abundante flora bacteriana que las hará resistentes a las plagas y enfermedades.

Hasta mediados del siglo pasado se decía que el mejor abonado era un buen estercolado, solo que los mayores efectos eran al año siguiente de echar el estiércol, esto es así debido a que los gusanos y microorganismos existentes en el terreno han necesitado ese tiempo para irlo convirtiendo en humus. Después la agricultura convencional, lamentablemente, ha ido suprimiendo el estiércol de sus parcelas, debido a las dificultades para echarlo, malas hierbas, etc., utilizando casi exclusivamente los abonos químicos, con los que la falta de materia orgánica es evidente en la mayor parte de las regiones españolas, cuando es necesario tener un nivel alrededor del 2% para que el suelo reúna las condiciones necesarias para su cultivo.

Para suplir esta carencia de materia orgánica con una forma más cómoda de aplicación, asimilable por los cultivos desde el momento de echarlo, rico en flora bacteriana, exento de “malas” hierbas y olores desagradables, podemos utilizar el humus de lombriz, obtenido de la transformación a través del tubo digestivo de la lombriz de la materia orgánica que toma como alimento, procediendo ésta de estiércoles bien maduros de ganado vacuno, ovino, equino y conejo que han pasado antes de echarlos a las lombrices por una fase de prefermentación con los que obtenemos un fertilizante muy completo, además de poseer todos los elementos nutritivos esenciales para las plantas, con un PH neutro, no quema las plantas aunque se apliquen en exceso.

Beneficios del humus de lombriz

Con el empleo del humus de lombriz estamos convirtiendo en un excelente abono los estiércoles animales que en muchos casos es un problema deshacerse de ellos, restituyendo al suelo la materia orgánica que mediante tallos, hojas y frutos antes le hemos extraído y seguiremos teniendo ese suelo “vivo” y equilibrado que los cultivos necesitan. Siendo sus efectos más importantes:

  1. Incrementos en la producción.
  2. Mejora del calibre y coloración de los frutos.
  3. Adelanto de la maduración.
  4. Disminución del corrimiento fisiológico.
  5. Aumento del contenido de azúcares.
  6. Mejora del cuajado.
  7. Disminución o desaparición de la clorosis.
  8. Aumento de las yemas florales.
  9. Reducción de las crisis producidas por el trasplante, bajada de temperaturas, traumas fisiológicos, mecánicos, etc.