El hundimiento del U-175

Por Grisom_es @JuanjoOrtizCruz
Ser tripulante de un submarino durante la Segunda Guerra Mundial era uno de los destinos más peligrosos. El terror que provocaban los submarinos entre las tripulaciones de los barcos de superficie era igual al terror de los submarinistas.
Las cifras de la Batalla del Atlántico cuentan la fúnebre historia de los submarinos de la Kriegsmarine (Armada alemana). Alemania perdió a 28..542 de sus 41.300 tripulantes de submarinos, y 753 de los 863 U-boote. La del U-175 es la historia de uno de esos submarinos.
El incidente comenzó cuando el capitán Heinrich Bruns, que buscaba desde la vela barcos aliados a 600 millas a oeste de Inglaterra, en el Atlántico Norte, divisó un convoy que se les aproximaba. A la vez, el U-175 de Bruns fue divisado por la corbeta guardacostas estadounidense Spencer, que estaba a la vanguardia del convoy. El U-175 realizo una rápida inmersión, y durante un buen rato eludió a su perseguidor. Pero junto al Spencer viajaba el convoy HX-233 formado por 38 cargueros y 19 buques cisterna, un blanco irresistible.
El capitán Bruns tomó una decisión arriesgada. El submarino empezó su ascensión desde el fondo del océano en el preciso momento en que el Spencer pasaba justo por encima de ellos y el sonar del guardacostas detectó al submarino.
El comandante Harold S. Berdine, capitán del Spencer, ordenó el lanzamiento de cargas de profundidad. 11 bidones letales, ajustados para que detonaran a profundidades de 15 y 30 metros. Luego, ansioso por hundir al U-175 antes de que llegara el convoy, ordenó el lanzamiento de otras 11 cargas de profundidad. La táctica surtió efecto: las bombas de aire del U-175 y los controles de inmersión resultaron dañados, por lo que Bruns no tuvo más remedio que llevar a su baqueteado submarino a la superficie.
Cuando la torreta del U-175 apareció en la superficie a milla y media del convoy, el Duane, gemelo del Spencer, abrió fuego con sus baterías. Todo acabó en pocos instantes. El capitán Bruns y varios de sus tripulantes murieron en la cubierta del U-175. El resto de la tripulación superviviente saltaron por la borda: mientras esperaban ser rescatados su sumergible se hundió en las oscuras profundidades del Atlántico.
El mar se encontraba tranquilo y las operaciones de rescate de los submarinistas germanos se pudo realizar sin peligro. Los 41 supervivientes fueron vestidos con monos prestados y se les dio de comer y fumar para reconfortarles. Cuando el convoy llegó a Escocia fueron trasladados a un campo de prisioneros en el que permanecieron hasta el final de la guerra.
Finalizado el conflicto el almirante Karl Dönitz afirmó:
La campaña submarina alemana naufragó a causa de la introducción del sistema de convoyes.
El típico convoy, como el HX-233, hacía muy difícil que los U-boote pudieran lograr un buen blanco. Los navíos más importantes, los de transporte de tropas, armas y munición o combustible estaban rodeados de otros barcos de transporte de menor importancia, en una formación de cinco en fondo, protegidos por dos destructores y cuatro corbetas.
El U-175, de la clase IXC formó parte de la 10ª flotilla de submarinos y realizó tres patrullas de combate en las que hundió 10 navíos con más de 40.000 toneladas. Fue hundido el 17 de abril de 1943. De su tripulación formada por 54 marinos 13 de ellos perdieron la vida.
Varias fuentes afirman que Gerhardt Muntz era el oficial que estaba al mando del U-175, pero no es cierto. No hubo ningún comandante de U-Boot con ese nombre en la Segunda Guerra Mundial.
Para saber más:
Wikipedia
Guerra Abierta
WW2 DatabaseWW2 en imágenes
US Coast Ward