Estoy convencido de que la principal causa de la baja productividad de la empresa española, y en espacial de la pyme, es la mala comunicación.
Comunicar implica emitir un mensaje, que llegue al destinatario y que este lo entienda perfectamente y pueda actuar en consecuencia. La comunicación, en el mundo empresarial, es una cadena. Y no una cadena corta sino normalmente larga, con muchos eslabones. En cada eslabón existe el riesgo de que falle.
Los países se distinguen esencialmente entre los que son capaces de gestionar con éxito largas cadenas de comunicación, y quienes no lo son. Y el impacto en la productividad y en la calidad de sus productos y servicios es literalmente BRUTAL. Podemos estar hablando de cambiar una rueda, reparar un zapato o servir un café. Lo que sea. Todo acto económico requiere una cadena de comunicación.
En España somos especialmente malos en comunicación. Y lo pagamos muy caro. Por ejemplo, debiendo hacer horarios inhumanos para producir lo mismo que si la comunicación hubiera sido correcta.
Acabo de llegar del mecánico, donde me están cambiando las ruedas del coche. Van a tardar más porque el proveedor de las ruedas no ha mandado las que el mecánico le había pedido. Viajes en balde y horas perdidas. Aparte de clientes molestos.
¿Algún día le daremos la importancia que tiene a la comunicación? Por ejemplo, poniendo el mensaje por escrito, sin dar nada por supuesto.
Soy poco optimista, porque en España hay quien se vanagloria de acordarse de todo, de que no necesita tomar nota de nada. Y así nos va.