En marzo de 1976 empezó el rodaje. Y los problemas.
Rodaron en el norte de África con un calor insoportable y con un guión en el que casi nadie creía. Los actores y el equipo se quejaban de las condiciones, salvo Alec Guinness, del que Harrison Ford guarda un recuerdo de profesionalidad admirable. Los problemas iban en aumento, había errores en los accesorios, fallos electrónicos y el plan de rodaje apenas se cumplía. Después de rodar en Túnez, el equipo fue a los estudios Elstree de Londres. Allí, tras tres meses de construcción les esperaban unos decorados fantásticos.
Podéis leer el reportaje completo aquí: El imperio de los sueños (Parte II)