A raíz de una expedición a Papúa Nueva Guinea en los años sesenta, una joven científica nipona contrae una curiosa enfermedad, tan curiosa que terminará por desencadenar una pesadilla distópica que seguirá coleando en la sociedad occidental casi ochenta años después. Ya está sembrado el misterio, Manuel Moyano logra, sin inmiscuirse en ningún momento como narrador, que el lector quede atrapado en una red de intrigas, investigaciones y contubernios científico-sociales capaces de arrebatarle el sueño al más pintado. Porque cuando se juega con la posibilidad de alcanzar la vida eterna no hay quien logre dormir tranquilo.
Toda la novela está organizada en torno a numerosos materiales recopilados por la Plataforma Ciudadana Contra Yegorov, el magnate soviético que se está haciendo con las riendas del universo, y cuyos tentáculos son capaces incluso de alcanzar a los lectores díscolos de esta novela, tal y como ya ha ocurrido con quien firma estas letras. Informes, correos electrónicos, diarios, entrevistas, reportajes, cuadernos de bitácora, incluso mensajes telefónicos, todo vale con tal de que conozcamos los antecedentes de una crisis mundial que ha puesto el precio de la elatrina por las nubes.
Lean estos treinta y dos documentos, pero no se los queden, no guarden el secreto, difundan su contenido, contagien al mayor número posible de lectores, antes de que el tirano ruso logre localizar su existencia y termine por quemar todas las ediciones, construyendo una pira en cuya cima querrá ajusticiar también al propio Manuel Moyano. ¡Muera Yegorov!
El imperio de Yegorov; Manuel Moyano
Anagrama, Barcelona 2014. 190 páginas. (Revista Letras del Parnaso, núm. 30, Marzo 2015)