Frédéric Bourdin es un joven francés que se ha dedicado toda su vida a hacerse pasar por otras personas. Según él mismo asegura, con tan solo treinta y nueve años de edad ha asumido más de quinientas personalidades distintas. Sin duda alguna, este es un personaje bastante interesante como para inspirar un documental. Pero este documental no se centra en toda su vida, sino en un momento muy concreto: en el momento en el que se hizo pasar por un niño estadounidense que había desaparecido hacía unos años y se fue a vivir a Estados Unidos con la familia del niño.
El documental juega constantemente contigo porque sabe, porque es así y no puede ser de otra manera, que tú no te vas a poder tragar lo que se está contando. Cuantos más minutos pasan y más información conoces sobre la familia estadounidense que perdió al niño Nicholas Barclay en 1994 y sobre Bourdin, el impostor, más te cuesta creer lo que estás viendo y más dudas de todo, pues se va haciendo cada vez más complicado desgranar la verdad.
Creo que el hecho de haberla visto mientras vivía en EEUU le da todavía más emoción a esta película, porque aunque aparentemente solo cuenta una historia (por mucho que sea ¡y qué historia!) se entrehuele el tufillo de una sociedad americana de película de terror psicológico rara de cojones.
Creo que es un documental que no puede no gustarle a nadie. Para mí es un claro copón de documental, pero quiero que quede clara la recomendación, porque seguro que os dejará con el culo torcido.