El impresionante templo de Apolo en Turquía

Por Flaviaaroundtheworld @FlaviaATW
Sabes que te encuentras ante un monumento fuera de lo común cuando tus palabras se quedan atascadas en tu boca, sin encontrar un simple adjetivo que describa lo que sientes, lo que estás viendo. En ese momento lo único que te sale es un simplón "guau". Eso es lo único que aciertas a articular. Sabes que no es merecedor de lo que estás viendo, pero ¿cuál lo sería?

Templo de Apolo

Así es cómo me sentí al ver el Templo de Apolo, sin palabras. Llegamos a medio día desde Esmirna, con el sol recibiéndonos con todo su esplendor en noviembre. Había autobuses de alemanes e ingleses y pocos turistas sin ir en circuito organizado. Después de pagar las 10TL de la entrada, entramos en el recinto para ver más de cerca lo que habíamos avistado de lejos.

Escalera del templo de Apolo

El templo de Apolo quedó relegado a un segundo plano por culpa del templo de Artemisa (una de las maravillas del mundo antiguo). Pero el que ha llegado a nuestros días y el que más gente ha admirado a lo largo de la historia es este, que se encuentra a las afueras de la ciudad costera de Dídima. Además hizo las veces de oráculo, siendo solo más importante el de Delfos. Este templo era un segundón que estaba a la altura de los primeros. 

Columnas del templo de Apolo

Si de lejos parece inmenso, cuando te acercas a sus columnas, te sientes más pequeño que un liliputiense al lado de Goliat. Fue diseñado con 122 columnas (solo cinco menos que el de Artemisa) de casi 20 metros de altura. Fue planeado para ser el más grande de la antigüedad, pero se quedó en un intento.

Una enana al lado de las columnas

Después de caminar entre sus columnas, de pasear por su patio y subir las inmensas escaleras, lo mejor es alejarse un poco, hasta la verja y admirarlo desde lejos.

Patio del templo de Apolo

O mejor aún, al salir del templo, subir un poco la cuesta y tener mejores vistas que desde dentro.

Medusa


Pero antes de salir que no se te olvide echar un vistazo a las esculturas y relieves que hay alrededor del templo.

Vista del templo de Apolo

Si hace un buen día, lo mejor es dar un paseo por la playa de Dídima (o si es verano darte un chapuzón).

Playa de Dídima

Nuestra intención era llegar a Priene antes de que anocheciera. Lo hicimos, aunque los últimos rayos de luz empezaban a desaparecer y no había nadie en el yacimiento. Así que entramos por la puerta que seguía abierta, y recorrimos a solas, con un poco de prisa y sin mucha luz la antigua ciudad.  Es dificil imaginar (al igual que en Éfeso) que antes el mar llegaba a los pies de la montaña. He de decir que tuvo su encanto, sobre todo el atardecer desde lo alto del templo de Artemisa.

Templo de Artemisa, Priene