Los prisioneros eran el Comandante Reinberger, del 7. Fallschirmjäger Regiment, y el Comandante Hoenmans, que pilotaba el Me. Ambos regresaban a Colonia tras cumplir una misión, pero el aparato perdió el rumbo y, falto de combustible, se vió forzado a aterrizar. Los documentos que portaban , calificados de ultrasecretos, detallaban los planes del OKW, para la ofensiva del Oeste que estaba a punto de iniciarse.
Al día siguiente, en Vincennes, un diplomático belga entrega al General Gamelin un extacto que resume el contenido de los documentos capturados. Con esto datos, todas las dudas respecto a Alemania quedaban despejadas. La coalición francobritánica comienza a reforzar al ejército belga y se ponen en marcha importantes trabajos de foritificación en las zonas previstas para la invasión alemana, si bien, de poco les servirían como quedó patente en mayo-junio de ese mismo año.
Al tener noticia de estos acontecimientos en Michelen, Hitler ordena detener e interrogar a las familias de Reinberger y de Hoenmans con el fín de averiguar si éstos pudieran ser traidores a la patría. El general de la Luftwaffe, Felmy, comandante de la Luftflotte II, es destituído, y hasta el mismísimo Goëring sufre una reprimenda de Hitler a causa de este incidente que podría echar por tierra los planes alemanes. A causa de éste, Hitler tiene que resignarse y retrasar su ofensiva prevista para el 17 de enero, y que finalmente no se llevaría a cabo hasta el 10 de mayo de ese mismo año. Un incidente que sin embargo, no cambiaría a la postre el destino del oeste europeo.