En el seno de las oscuras relaciones defensivas entre Israel y la Republica Sudafricana (RSA) bajo el régimen de apartheid, amén de los contactos ya relatados en relación con la venta y desarrollo de armamento nuclear, se inscribe un incidente que mezcla tales relaciones, la Guerra Fría y la campaña para la reelección de Carter. En septiembre de 1979, el satélite Vela detectó el doble flash característico de una explosión nuclear en el Atlántico sur, cerca a la isla del Príncipe Eduardo, de soberanía sudafricana. En un principio se dio la información por válida, al fin y al cabo la serie de satélites Vela había sido puesta en órbita para velar por el desarme nuclear y vigilar las pruebas nucleares que se efectuasen. Las mas de cuarenta explosiones detectadas por el satélite fueron posteriormente confirmadas por otros medios. Pero aquí entraba la politica. En un primer momento, al dar por buena la explosión como nuclear, los expertos comenzaron a conjeturar sobre su autoría. Muchos apuntaron a la relación existente entre India y la URSS como los autores de la deflagración, al fin y al cabo había ocurrido en la difusa frontera entre los océanos Atlántico e indico. Pero la opción mas plausible comenzó a tomar forma. La explosión podría ser fruto de la colaboración nuclear entre Israel y la RSA, y eso ponía en graves aprietos a la Casa Blanca. Así que comenzó la labor de confirmación de la explosión por parte del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Un proceso que, según un servidor, desvirtuó y estiro los datos y la ambigüedad en busca de unos claros fines políticos.
En el seno de las oscuras relaciones defensivas entre Israel y la Republica Sudafricana (RSA) bajo el régimen de apartheid, amén de los contactos ya relatados en relación con la venta y desarrollo de armamento nuclear, se inscribe un incidente que mezcla tales relaciones, la Guerra Fría y la campaña para la reelección de Carter. En septiembre de 1979, el satélite Vela detectó el doble flash característico de una explosión nuclear en el Atlántico sur, cerca a la isla del Príncipe Eduardo, de soberanía sudafricana. En un principio se dio la información por válida, al fin y al cabo la serie de satélites Vela había sido puesta en órbita para velar por el desarme nuclear y vigilar las pruebas nucleares que se efectuasen. Las mas de cuarenta explosiones detectadas por el satélite fueron posteriormente confirmadas por otros medios. Pero aquí entraba la politica. En un primer momento, al dar por buena la explosión como nuclear, los expertos comenzaron a conjeturar sobre su autoría. Muchos apuntaron a la relación existente entre India y la URSS como los autores de la deflagración, al fin y al cabo había ocurrido en la difusa frontera entre los océanos Atlántico e indico. Pero la opción mas plausible comenzó a tomar forma. La explosión podría ser fruto de la colaboración nuclear entre Israel y la RSA, y eso ponía en graves aprietos a la Casa Blanca. Así que comenzó la labor de confirmación de la explosión por parte del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Un proceso que, según un servidor, desvirtuó y estiro los datos y la ambigüedad en busca de unos claros fines políticos.