El incierto camino de la felicidad…

Por Mbbp

El otro día, un amigo mío me comentaba que se había encontrado con un conocido común y le preguntó por mí. “Miguel está bien, como siempre… pero con el estigma de haber sido abandonado por su padre, ya sabes“. Y eso me dió que pensar en la cantidad de veces que nos condenamos y/o nos condenan a vivir siempre la “misma” vida o una misma historia! Además de sorprenderme la curiosa la simplificación que hace la gente sobre alguien y sobre su vida! No obstante, me ahorré cualquier comentario, no hablé de la capacidad de superación del ser humano, aunque, quizás porque estoy sensible en estos momentos de mi vida, me hizo reflexionar sobre mí y mi nueva vida!

Desde luego, ha llovido mucho desde ese momento que mi amigo citó de mi vida! Tenía unos 11 años! También es verdad que fueron demasiados los años que tuvieron que pasar para sacarme de encima ese estigma, aunque aún hay algunas secuelas a mi alrededor, sobre todo en mi familia y en la vida que tuve que llevar entonces. Antes, me masacraba a mí mismo pensando cómo hubiera sido mi vida, si aquello no hubiera sucedido. Sin duda, todo hubiera sido muy distinto, pero no vale la pena especular sobre lo no vivido, lo vivido antes o lo que aún me quede por vivir! El hoy es el hoy… y bastante cuesta, a ratos, convivir con él… siendo nosotros mismos! Como suelo decir siempre “agua pasada no mueve molino“… ¿o sí lo hace, si le dejamos?

Hoy en mi vida a ratos hay, como en la de todos, mucha incertidumbre… por fuera! Diría que como siempre la hubo, lamentablemente, mientras lo permití! Es verdad que hay tanta como yo dejo que haya… o, mejor, que me afecte! Hoy en mi vida, al fin, tengo muy claro qué quiero y qué no… y las circunstancias no son más que el telón de fondo de lo que vivo y siento en ella! Si la vida me preguntara, ahora mismo le diría a pies juntillas cada uno de los detalles que desearía vivir ya en mi día a día! Con quién, cómo y de qué manera me siento hoy feliz! Pero, a decir verdad, recuerda que la vida no nos brinda la ocasión de sugerirle algo y, mucho menos, de influir en su decisión! Ella misma dirá…

Supondo que mi vida, como la de todos, me brinda el escenario que cree conveniente y espera que yo sepa ser feliz con lo que hay. Ni siquiera me obliga a ser feliz, pues esa es una opción libre de vida! Puedo juzgarla y luego ignorar las oportunidades para serlo, puedo incluso engañarme a mí mismo intentando vivir solo una ilusión, una vida a medias o seguir unicamente soñando, sin hacer de ese sueño una realidad, que es lo que la vida espera de mí, hoy! Pero, pase lo que pase en mi vida y en la de cada uno de nosotros, todos tenemos la posibilidad de ser felices viviendo, aunque no siempre sea lineal y llano el camino a seguir para ser feliz! En todo caso, sé ahora que la felicidad no es un privilegio para unos pocos como antes creía, ni algo imposible de alcanzar! Cada una de mis decisiones en el hoy me conducen hacia la felicidad o hacia la infelicidad, ahora! Mi único guía hoy es mi Conciencia, esa ténue voz que me dice en cada momento -a través del corazón- si soy realmente feliz o no!

Pero te confesaré un secreto! Aún sabiendo cómo, dónde y con quién sería feliz, la vida me exije que antes sepa amar y ser libre, para luego ser feliz e intentar compartir mi felicidad! Porque la felicidad viene siempre de la mano de la libertad y del amor… con uno mismo, con el otro y ante todo lo que nos rodea! No se puede compartir sin verdadero amor! También es verdad que, aún no teniendo claro el camino de la felicidad, consiste en seguirla cada día con cada pequeña y aparentemente insignificante decisión… y que, después, hay que aprender a confiar en que la propia vida, como premio a mi firmeza y tesón en vivirla, me ofrezca el escenario adecuado en el que ser feliz! No hay atajos posibles, solo hay que aprender a confiar en la vida y saber esperar que, simplemente, mis sueños se hagan realidad! Andar mi camino hacia una única dirección, poner todo mi empeño en ello, hacer de todos los obstáculos que me encuentre un salto hacia adelante, es lo que me pide la vida ahora!

Seguramente se ha de ser valiente para seguir un único camino, sin saber siquiera si llegarás a alguna parte o si tan siquiera la felicidad es como la que siempre había soñado! Eso exije valentía… pero el hecho de ser coherente con mi propósito interno e invertir todas mis energías en ello ya me obsequian con la felicidad! Cada vez que hago lo posible por acercarme a mí y a mi amor, me siento feliz! Y mi corazón es mi guía más evidente, pues palpita en cada ocasión cercana a lo que yo creo que es hoy mi felicidad! Por lo demás, también debo afirmar que mi felicidad hoy está hecha de cosas simples y cotidianas, se basa en lo fundamental y, sobre todo, en ignorar lo superficial, accesorio y circunstancial de mi vida. Personalmente creo que el amor y la paz compartidos con amor son suficientes, sin importarme cómo y dónde viviré mi felicidad!

Reconozco que es un sentimiento curioso, que nunca antes había sentido! Hasta ahora buscaba mi felicidad en lo planificado, lo seguro, lo que me garantizaba bienestar, sin más! Pero mi propia vida me mostró que esa no era la felicidad verdadera que yo necesitaba y que, en la mayoría de los casos, ni tan siquiera me aportaba felicidad! Hoy creo que la vida espera de mí que me entregue a mis sueños, luche por hacerlos realidad cada día… sin tener siquiera garantía de que lo logre! Es decir, me exije un propósito firme y honesto de caminar hacia el amor… y la confianza en la vida, para que ella decida el cómo y el cuándo viviré lo que viva! Por eso cada vez que en algún momento me alejo de mi Alma o no soy coherente con lo que siento o desfallezco ante las dificultades, la vida me hace sufrir… para despertar y enderezar mi camino de nuevo hacia la felicidad!

¿No será que la vida me pide que confíe en ella y en mi propia capacidad, aunque eso signifique muchas veces aceptar lo desconocido de mí mismo y lo misterioso de nuestra propia vida? ¿No será la felicidad el premio por no intentar planificar mi vida o por ser capaz de no renunciar ante las dificultades que me encuentre en ella? ¿No será la felicidad ese camino diario hacia mi mismo, aceptando lo que la vida me traiga y buscándole su sentido en mi propia vida? ¿No será la felicidad tan solo no renunciar a lo que soy, tengo y me acerca al amor? ¿No será el sufrimiento el más evidente y efectivo aviso de que me estoy alejando de mi mismo, del amor y, por tanto, de mi propia felicidad? ¿Compartir la felicidad con alguien no será, sencillamente, que se encuentren las respectivas ansias de ser felices de ambos para ser capaces de crecer juntos y así aumentar la mutua felicidad?

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