Cataluña y España entera están ya padeciendo daños concretos por ese proceso en su economía, en las inversiones, en el desasosiego, en la fuga de capitales, en la pérdida de mercados, en la deslocalización de empresas y en el miedo provocado, un miedo que provoca la huida del dinero.
Todo eso debe pagarse en un Estado de Derecho y la ley, aunque en países como España resulte difícil creerlo, está para que se cumpla.
Aunque mentir al pueblo no está tipificado como delito en la democracia degradada de España, la mentira es la gran protagonista del proceso independentista, cuyos impulsores, con el presidente Artur Mas a la cabeza, engañan a los ciudadanos ocultándoles las consecuencias de esa independencia, que van desde la pérdida del euro como moneda a la salida inmediata de la Unión Europea, sin olvidar la ruina económica y la incapacidad para financiarse y pagar las pensiones.