Pero, ¿realmente hay algo que celebrar? Para Luis Estrada, director de “La Ley de Herodes” (1999), polémica película que narra la descomposición del hegemónico Partido Revolucionario Institucional (PRI) a partir de la violenta experiencia de un alcalde de pueblo, y que da inicio a su trilogía reflexiva y política sobre el país; México no tiene nada que celebrar.
La profundización del deterioro social, derivado de una profunda desigualdad aupada no sólo por los partidos sino también por las corporaciones y las perversidades del paquetito neoliberal, fue abordada seguidamente en “Un mundo maravilloso”(2006), también protagonizada por Damián Alcázar que aborda la esperanza truncada del prometido Estado de Bienestar para con los desposeídos, desencadenando en un final poco alentador: la única elección posible para los pobres es matar.
Todo esto dentro del tono inteligente de la farsa, la sátira y el humor negro.
De modo que “El Infierno” a estrenarse en las patrióticas fiestas mexicanas (septiembre) significa el tercer y último tratado de la trilogía política de este realizador sobre México y retrata el punto actual de su crisis: la guerra del narcotráfico. Al respecto comenta Estrada:
“Fue un suceso espeluznante la aparición de seis cabezas en un lugar de Michoacán. A partir de allí empecé una investigación hemerográfica sobre cuál era el estatus de lo que pasaba en estos lugares del país, sobre todo del norte, y descubrí, desde una óptica cinematográfica, que había material muy interesante para abordar una película de género. Un filme circunscrito y relacionado con las historias de mafia, por supuesto guardando la distancia de lo que representaron en su momento El padrino, de Francis Ford Coppola, o No Country for Old Man, de Joel y Ethan Coen.
“Y de alguna manera había en nuestro país un boom de, literalmente, mafiosos, donde decidí contextualizar El infierno. El guión lo empecé a escribir hace ya casi dos años. Quise realizar como una radiografía mucho más amplia, no quedarme sólo en el problema del narcotráfico o dedicarlo al aspecto social y político de nuestro país, sino con una perspectiva hacia el futuro preguntándome hacia dónde es que vamos. De allí que el título de la cinta sea como una profecía que espero no se cumpla, de hacia dónde veo que se mueven las cosas en México.”
Protagonizada también por Damián Alcázar, “El Infierno” narra el regreso de un jornalero mexicano deportado de los Estados Unidos que consigue un jugoso negocio en el pueblo norteño de San Narcángel.
Según su director: “El infierno es una película de malos y peores. Este mural de personajes pretende que en el largometraje estemos de alguna manera representados casi todos, e incluso las instituciones.” (…)“El clímax de la historia ocurre justo la noche de ese día del Grito, y en este universo llamado San Miguel Narcángel hay una confrontación de mucha violencia, y de alguna manera es como el resumen de todo lo que la película plantea a lo largo del desarrollo. Y a lo largo de la trama de alguna forma está varias veces mencionado este contexto de las fiestas, las conmemoraciones, las celebraciones.”
Asegura que el largometraje “será muy provocador y muy polémico, porque el tópico esencial es: “¿Dónde estamos parados?”. Para el cineasta la situación de México es: “¿Peor? ¡Imposible!...” (…) Como si yo hubiera tenido una bola de cristal, creo que el largometraje toca dos temas que han venido en vías paralelas: crisis y violencia, que según el gobierno van a acabar. Y luego, ante el Bicentenario de la Independencia, ahora existe ese discurso alrededor del triunfalismo y en ciertos aspectos chovinista de ser ‘orgullosamente mexicano’ y de que ‘son nuestras fiestas’. El infierno llega en un momento muy oportuno”.
Aún no llega a las salas en México y el póster augura ser provocador. Ninguna imagen de esta cinta se ha dejado conocer . Según reseña El Universal, en el afiche sobresale un letrero de carretera con la imagen de México 2010, marcas de balazos, y la leyenda: “Nada que celebrar”.
Remata Estrada: “Para que miren y sepan que esto es lo que nosotros los ciudadanos pensamos de cómo está el país, y que ya no nos vendan más mentiras porque ya se les están cayendo a pedazos”.