En 1838 el escultor Benet Escaler inauguraba “El Ingenio”, una tienda ubicada en el número 6 de la calle Rauric destinada al ocio, el juego y la diversión cuyos gigantes y cabezudos de cartón eran su mayor especialidad. Línea que se ha mantenido intacta en los más de 170 años ininterrumpidos de historia. Incluso tras el traspaso del negocio de la familia Escaler a la de los Homs.
La familia Homs (su propietaria desde los años 20) era una estirpe importante en la Barcelona de la época que contaba con distintos negocios entre los que destacaban un comercio de imaginería cristiana (situado cerca de la Catedral) y el Mundial Sport. Este último se hallaba en lo que ahora es la plaza Francesc Macià y era famoso por los combates de boxeo que allí se celebraban. Así pues, mientras Delfí Homs vendía santos en la zona de la Catedral, su hermano Josep organizaba espectáculos en el Mundial Sport y, de los dos, Delfí fue el que se quedó con “El Ingenio”. Desde entonces, tres generaciones de Homs han regentado el negocio: el abuelo (Delfí), su yerno (Josep Cardona) y la hija de este, Rosa, que pronto se jubilará y por eso cierra a no ser que de aquí a fin de año encuentre a quien traspasarlo.
La Vanguardia 12/09/1924
Delfí Homs, inicialmente pensaba orientar “El Ingenio” hacia la imaginería religiosa pero, al final, decidió abandonar los santos en favor de los demonios, gigantes y cabezudos porque lo pedían sus clientes. Uno de ellos era Salvador Dalí que hasta se quedó una cabezuda que se llevó al castillo de Púbol porque, según él, se parecía a Gala.Durante mi visita a la tienda Rosa Cardona me comenta que Dalí era amigo de su abuelo y que el día que el Ayuntamiento le otorgó reconocimiento público se presentó en “El Ingenio”aporreando la puerta con su bastón al grito de “¡Delfí, l’Ajuntament m’ha reconegut! Pero este no fue el único amigo famoso de la familia. Joan Brossa también lo era y por eso aún cuelgan de la entrada las As gimnásticas que el poeta regaló a Josep Cardona. También, aquí es donde Els Comediants aprendieron la técnica del cartón y La Fura dels Baus compraba parte del vestuario utilizado en sus actuaciones.
Anexo a la tienda está el obrador donde se trabaja tanto con moldes nuevos (de fibra) como con otros más antiguos e incluso centenarios (de yeso). El lugar es espectacular. Aquí se abarrotan los moldes para la elaboración de las figuras, cabezudos, gigantes a medio construir, títeres,ropa, botes de pintura y demás.
A día de hoy, las ventas en “El Ingenio” ya no son lo que eran y el mantenimiento del local es elevado aunque, por suerte, no hay que hacer frente a un alquiler desorbitado ya que es de propiedad. De todos modos, Rosa Cardona está decepcionada con el Ayuntamiento y esa mala experiencia le hace pensar que, con el nuevo consistorio, la cosa no va a mejorar por mucho que yo le insista en que ahora la situación es otra. Ella me explica que ha invertido mucho tiempo en reuniones infructuosas. De hecho, lo único bueno que ha conseguido es que su tienda sea una de las 32 intocables. Es decir, que una vez cerrada, se conserve tal como está pero no impide la desaparición del negocio ni de un oficio que está en extinción. Es solo un pequeño avance si lo comparamos con el nivel de protección que hace un año tenían los comercios históricos. De todos modos, no es suficiente si queremos evitar el parque temático para turistas en que se está convirtiendo nuestra ciudad.