El suicidio es un fracaso de nuestra sociedad y de la cultura. Es, sin duda, una causa importante de muerte en todo el mundo, mucho más que los asesinatos. En 2020 hubo 333 asesinatos en España, lo que indica por cada persona asesinada se suicidaron 11,8.
En el año 2010 se produjeron 3.158 suicidios en España y la tasa de suicidios era del 7,47 por cada 100.000 habitantes. El número de personas que se quitan la vida cada año ha aumentado desde entonces en 783.
El suicidio es, después de los tumores (330 defunciones) la principal causa de muerte entre la población de 15 a 29 años.
El suicidio se consolida así como la principal causa de muerte no natural en territorio español, superando en 2,7 veces las provocadas por accidentes de tráfico, 13,6 veces más que los homicidios y casi 90 veces más que la violencia de género.
Los datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) permiten saber que es la primera ocasión en que los suicidios en mujeres superan las 1.000 muertes. También es la primera vez que España alcanza 14 suicidios de menores de 15 años (7 niños y 7 niñas), duplicando los casos de 2019. Además, el suicidio en personas mayores de 80 años ha aumentado un 20 por ciento, mientras que aquellos que superan la frontera de los 70 años suponen ya un 26 por ciento del total nacional.
El confinamiento dificultó la conducta suicida, pero cuando terminó se produjo un rebote que disparó la tasa, sobre todo en el verano.
Los expertos esperaban un descenso de los suicidios, pero no se ha producido y ahora temen que las dificultades económicas y el desencanto impidan que la tasa descienda.
Leyes como la de la eutanasia tienden a incrementar el número de suicidios.
Francisco Rubiales