Hoy se viene un post un poco escatológico, pero no por ello menos interesante.
No se Uds. pero yo suelo dividir a las perdonas 2 dos. Por un lado están aquellas que utilizan el inodoro simplemente para lo que fue hecho: cagar y/o mear hacer lo primero y/o lo segundo, tomándolo como algo inevitable a lo cual hay que dedicarle el tiempo justo, a veces ni eso. Un simple acto fisiológico despojado de toda solemnidad. Por otro lado estamos los "Predicadores del Toilette” para quienes las primeras campanadas del intestino dan inicio a un magnifico ritual en el que nos concedemos y hasta robamos el tiempo necesario para convertir una simple función fisiológica en un pequeño gran placer.
Para este segundo grupo el comienzo Inicio del ritual se da con la búsqueda desesperada de los elementos necesarios para realizar lo que a partir de aquí llamaremos Actividades Anexas: material de lectura, teléfono celular, notebook, ipad, etc.
Si se ponen a pensar se darán cuenta de la importante la cantidad de actividades anexas que se pueden hacer mientras está en el trono. Aquí van a coincidir conmigo que la tecnología móvil logro ampliar esto de manera impresionante. Leer lo que tengamos a nuestro alcance, hacer crucigramas, cortarse las uñas, escuchar radio, navegar en internet, chatear, consultar y actualizar nuestro perfiles sociales, hacer un chek-in en foursquare, leer y responder correos, escribir para el Blog, etc. .El numero de actividades puede llegar a aumentar exponencialmente con un espejo que refleje nuestra imagen.
Según un estudio realizado por Google, el 40% de los usuarios de smartphone utiliza su teléfono como fiel compañero de baño, mayormente para navegar por internet, jugar uno que otro videojuego y reorganizar su agenda o actividades
Pero cual es la causa de este llamativo comportamiento?. Los “estudiosos del tema” lo atribuyen a la falta de tiempo, un mal propio de nuestro agitado modo de vida. Hagan un pequeño repaso de la cantidad de movimientos físicos y mentales que realizamos diariamente. Tratamos de analizar lo sucedido, planear nuestro futuro inmediato y no tanto, corremos a todos lados: trabajo, escuela, supermercado, psicólogo, a casa y de nuevo al trabajo. Entonces, en ese caos controlado que es nuestra vida ocurre algo milagroso; Un pequeño pero ineludible dolorcito de panza nos obliga a sentarnos y situar la atención en el aquí y el ahora. Es en ese instante cuando tenemos que optar entre malgastar ese sublime momento mirando fijamente a la rejilla o sumergirnos en el egoísta y gratificante mundo de las actividades anexas.
Para aquello de nosotros que tenemos familia esto tiende a acentuarse. Por ejemplo en mi caso personal que paso doce horas o mas fuera de casa y cuyos instrumentos principales de trabajo son las computadoras y el celular, el solo hecho de desenfundar alguno de estos dispositivos en los ambientes comunes del hogar ,aunque sea solo para ponerlos a cargar, ya genera tención y reproches, ni hablemos del antisocial acto de aislamiento que implica cualquier tipo de lectura. Ojo soy consiente que los reclamos en este sentido son mas que validos y que al igual que le pasa a mucho de Uds. debería dedicar mucho mas tiempo a nuestras esposas e hijos. Es en este contexto cuando el inodoro pasa a ser nuestro refugio, nuestra zona liberada, allí podemos jugar nuestro video juego favorito, navegar sin rumbo por internet, cultivar el habito de la lectura ya sea digital o en papel, desde Maquiavelo hasta las etiquetas del champoo y la crema de enjuague si es que el apuro nos tomo desprevenido.
Tengo varios recuerdos de cuando vivía en la casa de mis padres. Tengan en cuenta que éramos cuatro varones en el hogar que teníamos incorporado el habito de las actividades anexas por lo que existían varias reglas no escritas al respecto.
- En casa siempre existieron dos baños y solo se podía practicar actividades anexas en el segundo dejando liberado el primero para casos de emergencia u otras actividades que no implicaran mas de 10 minutos dentro.
- En el primer baño o baño principal lo único permitido era la radio la cual servía para opacar los ruidos desagradables generalmente magnificados por la gran acústica que poseía el recinto. En algún momento logramos filtrar un tetris pero fue rápidamente descubierto y confiscado
Para terminar les comento los últimos estudios científicos realizados indican que estar sentado en el inodoro mucho tiempo puede incrementar la presión en unas estructuras anatómicas, conocidas como cojines anales, las que se irritan de tal forma que pueden convertirse en hemorroides. Desde acá puedo escuchar sus expresiones: –haaaa por eso era!!!!!
Esto es como todo en la vida tiene su lado bueno y su lado malo
Realmente me encantaría conocer sus opiniones y experiencias al respecto!!!