Ya os he hablado de mi librero favorito, mi amigo Joaki que fue, además, compañero de trabajo y batallas en mis tiempos de librera. Joaki es, para Jaime y para mí, una persona muy especial, alguien a quien queremos mucho y especialmente para mí, uno de los pilares silenciosos que forman parte de todo lo bueno que tenemos. Hoy es, también, empresario con librería propia ya que entró a formar parte de mi querida Laextra vagante, enriqueciendo aún más este espacio diferente y mágico por dentro y por fuera.
Compartimos muchas cosas pero claro, la que nos unió fue el amor por los libros así que, ya os imaginaréis, entre nosotros hay un tráfico constante de novelas, críticas, opiniones e ideas. Y como buen librero que es, se encarga de hacerme llegar historias especiales de esas que luego no puedes dejar de recomendar. La de hoy es una de ellas.
Harold Fry está jubilado y vive, aparentemente, una rutina gris en su casita típicamente inglesa de un pueblo al sur de Inglaterra, en compañía de su mujer, Maureen, que dedica sus días, aparentemente, a ser un ama de casa un poco obsesionada con la limpieza. Una mañana Harold recibe una carta de su amiga Queenie, antigua compañera de trabajo, a la que hace años que no ve; le cuenta que se está muriendo y que quiere despedirse.
Confundido y muy afectado decide enviarle una nota de condolencia pero a medida que sus pasos se acercan al buzón esta le va pareciendo vacía y ridícula por lo que sigue meditando y pasando de largo buzones y oficinas de correos hasta que piensa que debería despedirse personalmente de Queenie. Como está, sin teléfono móvil, mochila o un calzado adecuado continúa su caminata esperando que su amiga le espere con vida o incluso que se salve, a pesar de que debe recorrer unos 1000 km hasta el norte del país.
Así contado la historia puede parecer un poco simple, un paseo desde el norte hasta el sur de Inglaterra con un jubilado que no tiene mucho más que hacer, pero no es así. Este es, como bien dice el título, un peregrinaje en el que Harold conocerá gente de todo tipo, revisará su vida, reconocerá errores y se dará cuenta de que se culpa por cosas por las que no tendría que hacerlo, recordará sus tiempos felices y menos felices, volverá a andar el camino de su matrimonio y encontrará las razones que lo llevaron a convertirse en lo que es hoy, pensará, mucho, hablará con muy diferentes personas, escuchará historias tristes y alegres y sobre todo, se reencontrará con él mismo.
Al mismo tiempo, Maureen hará un recorrido similar sin moverse de su casa, el enfado y la frustración irán dejando paso a la añoranza y esta derribando muros y miedos para que ella también pueda ver su vida con otra perspectiva.
Creo que esta es una de las cosas que más me ha gustado del libro, Harold sale solo de casa y pensamos que haremos todo el camino con él, sin mirar atrás pero la autora, con delicadeza y elegancia, nos permite acompañar también a Maureen y así conocer mejor a ambos personajes y todo lo que fue y es su historia.
No sabría definir muy bien el estilo de este libro ya que, si bien no es de acción y los diálogos no están excesivamente presentes, es ligero y no cansa ni aburre. Supongo que esto se debe a que el texto nos sorprende continuamente y a que, poco a poco vamos descubriendo que la vida de Harold y de Maureen no es como nosotros pensábamos. A la vez, nos hace pensar y caminar, de manera metafórica, claro, con ellos.
En este libro se unen historias tristes pero bien tratadas, sin llegar al drama, con momentos agradables y episodios simpáticos por lo que no se hace difícil de leer ya que no es amargo pero sí emotivo.
En fin, que a mí me ha gustado mucho, me ha parecido una lectura muy agradable, una historia bien escrita y unos personajes con los que me ha gustado peregrinar. Si buscáis algo relajado de este corte, esta puede ser una buena opción.