Pero lo más sangrante no son las declaraciones infundadas y populistas de un político mediocre, sino la falta de reacción de un pueblo andaluz que, por desgracia, se ha acostumbrado a ser el saco de boxeo utilizado por algunos frustrados representantes de la res pública. Sin contar con la tibia reacción del Gobierno andaluz, los ciudadanos han recibido con una triste pasividad unas declaraciones que son un nuevo ataque y un agravio digno de una respuesta contundente. Pero, mientras se permitan ataques de este tipo sin alzar la voz, sin dar un puñetazo en la mesa, el insulto seguirá siendo el recurso más fácil ante la falta de argumentos.
Actualización: El señor Puigcercós, lejos de dar marcha atrás, insiste en una entrada en su blog personal en el argumento nuevamente introduciendo un pequeño matiz: no quería ofender a nadie. Faltaría más.