La primera imagen de este cómic me hace rendirme a la nostalgia. Yo pertenecí a una de las últimas generaciones que compraban cómics de Bruguera. Cada semana en el kiosko se exponía una variada selección. Yo solía decantarme por Zipi y Zape o por Los Pitufos. Más tarde mis preferencias volaron a Superlópez. Lo que no podía sospechar es la historia que había detrás de esta empresa. Yo veía las firmas de Ibáñez o Escobar y pensaba en ellos como estrellas que debían ganar mucho dinero, mientras sostenía mi flamante tebeo recién comprado, que me procuraría muchas horas de diversión.
Este cómic de Paco Roca, el autor de "Arrugas" recupera una historia que hasta ahora era poco conocida: el intento de un grupo de dibujantes estrella de Bruguera de crear su propia editorial, allá por el año 1957 y su fracaso, debido a las presiones de la todopoderosa Bruguera, hasta que las aguas volvieron a su cauce. Aunque estos dibujantes se dedicaban a desarrollar historietas de humor, sus condiciones laborales no eran ninguna broma: cuando creaban un personaje los derechos de explotación eran para la editorial y ellos cobraban una cantidad irrisoria por página. Eso sí: Bruguera les garantizaba trabajo abundante y por tiempo indefinido. Siempre que acataran las normas.
Paco Roca trata con gran cariño y sensibilidad a sus personajes, que son también colegas de profesión. Así asistimos a momentos memorables, como los primeros esbozos de Mortadelo y Filemón por parte de un joven Ibáñez o los particulares trucos de Vázquez para ir de gorrón por la vida. Además, ofrece algunos cuadros costumbristas muy acertados de la vida en España en esos años duros. Hay que decir que muchos de estos dibujantes eran antiguos republicanos y algunos habían sido anteriormente represaliados (lo de Carpanta, el tipo que pasaba hambre todos los días no era casual). Muy recomendable la lectura, para los amantes de los cómics o, simplemente, para los interesados en la intrahistoria de este país.