Ya desde las primeras páginas Follett nos deja muy claro que no nos va a dar tregua y acompañamos a la familia formada por Lady Maud, periodista y aguerrida defensora de sus principios; su marido Walter Von Ulrich, parlamentario socialdemócrata, y sus dos hijos, Carla, una joven idealista, luchadora, valiente y solidaria, igual que su madre, y Eric, un adolescente que se deja llevar por las ideas del nazismo, algo que enfurece y entristece al resto de su familia, en el Berlín de 1933, cuando Hitler y el partido nazi comienzan a dar muestras de todo su poder y su brutalidad. Ethel Williams y su hijo Lloyd visitarán a los Von Ulrich y serán testigos de primera mano de los horrores que se están llevando a cabo en Alemania. El joven Lloyd, que al igual que su madre quiere dedicarse a la política y luchar por sus principios y sus ideales, irá más allá y viajará hasta España para tomar parte en la Guerra Civil en Zaragoza y en la batalla de Belchite, donde combatirá a las tropas nacionales y defenderá la legitimidad de la República como miembro de las Brigadas Internacionales. Por sorprendente y rocambolesco que pueda resultar, durante una estancia en Ty Gwyn, la mansión familiar del conde Fitzherbert, que acogerá a militares británicos durante la Segunda Guerra Mundial, Lloyd se siente atraído por la mujer de Boy Fitzherbert, que no es otra que Daisy Peshkov. La hija de Lev Peshkov cambia su Buffalo natal por Inglaterra buscando lo que siempre ha soñado: ser admitida en las clases altas de la sociedad, convertirse en aristócrata y poder asistir a lujosas fiestas. Sin embargo, el paso de los años y, sobre todo, la Segunda Guerra Mundial y el bombardeo de Londres por parte de la aviación alemana cambiarán la vida y las ideas de la joven a la que recordamos como mimada, caprichosa, consentida y superficial. Mientras, en la Unión Soviética, Volodia, el hijo de Grigori, luchará contra los nazis para evitar que invadan su país como un alto miembro del Ejército Rojo. Pero Lev, Grigori o Volodia no son los únicos miembros de la familia Peshkov que tienen protagonismo en este libro. Greg, el hijo de Lev y de Marga, también tendrá muchas cosas que vivir y que contarnos. Y en el otro lado del mundo, la familia Dewar, formada por el senador Gus, su mujer Rosa, periodista, y sus hijos Chuck y Woody vivirán muy de cerca el bombardeo de Pearl Harbor. Pero las lecciones de Historia que nos da Ken Follett en esta novela no acaban ahí. Porque de la mano de los numerosos personajes seremos testigos también de la fabricación de la bomba atómica, de los despiadados e inhumanos experimentos que los nazis llevaron a cabo en el programa Aktion T4, acompañaremos a judíos y homosexuales no solo en los campos de concentración, sino en las humillaciones, sufrimientos, injusticias, torturas y vejaciones que tuvieron que padecer también en Berlín y en el resto de Alemania. Del mismo modo, también nos adentraremos de lleno en el espionaje que en estos años llevaban a cabo todos los países o en las salvajes prácticas de las policías secretas de los diferentes estados, como la Gestapo o el NKVD. Una vez más Ken Follett ha logrado crear una novela que atrapa, seduce y engancha desde la primera y hasta la última página, consiguiendo que sus casi mil páginas nos sepan a poco. Y, por si no fuera suficiente, también vuelve a darnos una magistral lección de Historia que nos enseña y entretiene a partes iguales. Como ya me ocurrió con La caída de los gigantes, en esta segunda novela de la trilogía The Century he vuelto a sentir a los personajes muy cercanos, como si los conociese de toda la vida, y una vez más he sufrido y he disfrutado con ellos. En definitiva, he vivido con ellos, les he acompañado en su día a día y a lo largo de los años. Viendo cómo la Historia, los acontecimientos les obligaban a cambiar, unas veces a mejor y otras, en cambio, a peor. Y viendo asimismo cómo los hijos de las familias protagonistas del primer libro a veces se parecían a sus padres y otras, por el contrario, decidían seguir su propio camino, tomar sus propias decisiones, a veces acertadas y otras no tanto. No quiero desvelaros nada más de esta historia. Prefiero que la descubráis vosotros mismos, porque vale mucho la pena. Para que os hagáis una idea, las últimas 400 páginas del libro las leí prácticamente del tirón, el sábado 8 de diciembre. Mientras mi chico estaba en la comida de Navidad de su empresa, yo dediqué ese día a tumbarme en el sofá con Calcetines y una manta y disfrutar muchísimo de esta lectura, por lo que no me queda más que agradecer a la editorial Plaza y Janés el ejemplar que me envió. Abrigaros, poneros cómodos y prepararos para adentraros en El invierno del mundo. Seguro que no os deja indiferentes.
Ya desde las primeras páginas Follett nos deja muy claro que no nos va a dar tregua y acompañamos a la familia formada por Lady Maud, periodista y aguerrida defensora de sus principios; su marido Walter Von Ulrich, parlamentario socialdemócrata, y sus dos hijos, Carla, una joven idealista, luchadora, valiente y solidaria, igual que su madre, y Eric, un adolescente que se deja llevar por las ideas del nazismo, algo que enfurece y entristece al resto de su familia, en el Berlín de 1933, cuando Hitler y el partido nazi comienzan a dar muestras de todo su poder y su brutalidad. Ethel Williams y su hijo Lloyd visitarán a los Von Ulrich y serán testigos de primera mano de los horrores que se están llevando a cabo en Alemania. El joven Lloyd, que al igual que su madre quiere dedicarse a la política y luchar por sus principios y sus ideales, irá más allá y viajará hasta España para tomar parte en la Guerra Civil en Zaragoza y en la batalla de Belchite, donde combatirá a las tropas nacionales y defenderá la legitimidad de la República como miembro de las Brigadas Internacionales. Por sorprendente y rocambolesco que pueda resultar, durante una estancia en Ty Gwyn, la mansión familiar del conde Fitzherbert, que acogerá a militares británicos durante la Segunda Guerra Mundial, Lloyd se siente atraído por la mujer de Boy Fitzherbert, que no es otra que Daisy Peshkov. La hija de Lev Peshkov cambia su Buffalo natal por Inglaterra buscando lo que siempre ha soñado: ser admitida en las clases altas de la sociedad, convertirse en aristócrata y poder asistir a lujosas fiestas. Sin embargo, el paso de los años y, sobre todo, la Segunda Guerra Mundial y el bombardeo de Londres por parte de la aviación alemana cambiarán la vida y las ideas de la joven a la que recordamos como mimada, caprichosa, consentida y superficial. Mientras, en la Unión Soviética, Volodia, el hijo de Grigori, luchará contra los nazis para evitar que invadan su país como un alto miembro del Ejército Rojo. Pero Lev, Grigori o Volodia no son los únicos miembros de la familia Peshkov que tienen protagonismo en este libro. Greg, el hijo de Lev y de Marga, también tendrá muchas cosas que vivir y que contarnos. Y en el otro lado del mundo, la familia Dewar, formada por el senador Gus, su mujer Rosa, periodista, y sus hijos Chuck y Woody vivirán muy de cerca el bombardeo de Pearl Harbor. Pero las lecciones de Historia que nos da Ken Follett en esta novela no acaban ahí. Porque de la mano de los numerosos personajes seremos testigos también de la fabricación de la bomba atómica, de los despiadados e inhumanos experimentos que los nazis llevaron a cabo en el programa Aktion T4, acompañaremos a judíos y homosexuales no solo en los campos de concentración, sino en las humillaciones, sufrimientos, injusticias, torturas y vejaciones que tuvieron que padecer también en Berlín y en el resto de Alemania. Del mismo modo, también nos adentraremos de lleno en el espionaje que en estos años llevaban a cabo todos los países o en las salvajes prácticas de las policías secretas de los diferentes estados, como la Gestapo o el NKVD. Una vez más Ken Follett ha logrado crear una novela que atrapa, seduce y engancha desde la primera y hasta la última página, consiguiendo que sus casi mil páginas nos sepan a poco. Y, por si no fuera suficiente, también vuelve a darnos una magistral lección de Historia que nos enseña y entretiene a partes iguales. Como ya me ocurrió con La caída de los gigantes, en esta segunda novela de la trilogía The Century he vuelto a sentir a los personajes muy cercanos, como si los conociese de toda la vida, y una vez más he sufrido y he disfrutado con ellos. En definitiva, he vivido con ellos, les he acompañado en su día a día y a lo largo de los años. Viendo cómo la Historia, los acontecimientos les obligaban a cambiar, unas veces a mejor y otras, en cambio, a peor. Y viendo asimismo cómo los hijos de las familias protagonistas del primer libro a veces se parecían a sus padres y otras, por el contrario, decidían seguir su propio camino, tomar sus propias decisiones, a veces acertadas y otras no tanto. No quiero desvelaros nada más de esta historia. Prefiero que la descubráis vosotros mismos, porque vale mucho la pena. Para que os hagáis una idea, las últimas 400 páginas del libro las leí prácticamente del tirón, el sábado 8 de diciembre. Mientras mi chico estaba en la comida de Navidad de su empresa, yo dediqué ese día a tumbarme en el sofá con Calcetines y una manta y disfrutar muchísimo de esta lectura, por lo que no me queda más que agradecer a la editorial Plaza y Janés el ejemplar que me envió. Abrigaros, poneros cómodos y prepararos para adentraros en El invierno del mundo. Seguro que no os deja indiferentes.