Ya dije la semana pasada que esta sería nuestra próxima reseña y es que, en lo que a sagas y trilogías se refiere, soy de esas que empiezan y si me gustan, sigo y sigo hasta saber qué ha pasado con buenos, malos, regulares y situaciones de todo tipo.
Debo decir que entre el primer y el segundo libro de la trilogía colé algún librito pequeño para airearme un poco pero no tardé mucho en retomar las andanzas de unos personajes que ya se habían hecho mis amigos.
Repetimos familias, bien repartidas por el mundo y esta vez, las vamos a ver sufrir mientras el mundo se vuelve loco y se embarca en la Segunda Guerra Mundial.
Como es natural, han pasado algunos años y mientras los protagonistas de la primera novela se sientan en un discreto segundo plano, sus hijos, ya jóvenes de ideas propias, salen a la palestra y llevan el peso de la mayor parte de la acción.
Como ya he dicho, esta vez va a ser la Segunda Guerra Mundial la que no ocupe y no sé si es porque la tenemos más cercana en el tiempo, sabemos más de ella o realmente fue más brutalpero el caso es que esta nueva novela es más dura que la anterior y tal vez un poco más pesada.
Vemos cómo han crecido personajes a los que dejamos siendo niños y ahora es a ellos a quienes les toca luchar y defender su vida, su país y sus ideales. Puede que por añoranza y sentimentalismo, a mí me hubiera gustado que los protagonistas de la primera entrega hubieran estado más presentes pero, aún así, sabemos qué ha sido de ellos y podemos acompañarles de nuevo. No a todos, es cierto, algunos secundarios que a mí me habían caído muy bien, ahora no aparecen nada más que por alusión pero, aun así, seguimos conociendo su historia.
Los nuevos protagonistas siguen en la línea de sus predecesores y volvemos a ver buenos y malos (aunque algunos se desmarcan y resultan menos parecidos a sus padres de lo que cabría esperar) y en este caso, a pesar de que evolucionan bastante más, los personajes son incluso más planos que en la primera novela, tal vez porque la realidad que describe es tan arrolladora que no deja sitio a nada más.
Porque, sí, esta vez tenemos que despedir viejos (o no tan viejos) conocidos, que caen víctimas de una guerra terrible y somos testigos de actos brutales o de situaciones realmente tristes y desesperantes. Vemos surgir la Alemania nazi, con todo lo que eso conlleva, o los momentos en los que parecía todo sería presa de fascismos despiadados, también nos toca asistir al lanzamiento de la bomba atómica (por el que el autor pasa como de puntillas, algo que me ha sorprendido) o a la caída de una Alemania rota en manos de quien la romperá aún más. Como todo eso lo hacemos acompañando a nuestras familias ya conocidas no podemos dejar de mirar de frente el daño que todo esto hizo.A mí me ha dado la sensación de que, como ya sabemos de qué hablamos, la realidad, en este caso, supera la ficción o, por lo menos, le deja menos espacio del que el autor habría querido darle.
Se ha señalado mucho que, en esta ocasión, también nos asomamos a España, su dictadura y su resistencia y es curioso ver la imagen que presentan de todo ello desde fura de nuestras fronteras.
Debo decir que, bajo mi punto de vista, falta, por lo menos, una familia italiana. Me da pena que no se muestre en absoluto todo lo que es S.XX ha supuesto para este país ya que él también tuvo bastante que decir en el movimiento global de ese momento.
Leyendo este libro yo he pensado mucho, en lo ciegas que somos a veces las personas, en cómo los malos momentos nos llevan a tomar decisiones aún peoresen lo absurdo que es que desde un despacho se decida que otros vayan luchar y a morir y en que el dolor generalizado, ese que sufre mucha gente, no es menos dolor ni menos terrible y a veces se nos olvida.
Ya veis, a pesar de que seguramente esta entrega sea peor que la anterior, a mí me ha removido aún más cosas y en cierto sentido me ha vuelto a preocupar porque, otra vez, me he dado cuenta de que las situaciones que llevaron a aquella locura no son tan distintas a las que ahora nos toca asistir. Espero que esta vez seamos más inteligentes.
De nuevo, Follet nos regala una historia entretenida, fácil de leer, que repite “peros”, los de todas sus obras y también nos vuelve a enganchar al libro, sin querer soltarlo para saber más.
De nuevo lo recomiendo y estoy segura de que la tercera entrega también pasará por mis manos porque ya, hay que saber cómo les va a tantos compañeros de aventura que hemos hecho, me gustará conocer un poco más sobre la Guerra Fría y sus entresijos y lo más probable es que disfrute de su lectura y me entretenga como tanto como estos dos.