El invierno más frío. Brendan Kiely

Por Mientrasleo @MientrasleoS

     "Para contar lo que pasó de verdad, lo que nadie sabe, lo que no dijeron los periódicos, tengo que empezar por la fiesta de Nochebuena de mi madre. Dos noches antes, como si el universo fuera el coproductor de su gran espectáculo, una tormenta de nieve había blanqueado nuestro rincón de Connecticut. Mi madre estaba encantada."
     Hay veces que cuando vemos un libro nos enamoramos de la cubierta. Da igual si la sinopsis nos advierte de la dureza del argumento, nos hemos enamorado. Y nos lo tenemos que llevar. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El invierno más frío.
     Conocemos a Aidan, un adolescente de una familia acomodada cuyo padre ha decidido abandonar la casa para irse con otra mujer, dejando que vive con una madre que no le presta la más mínima atención. Se refugia entonces en la parroquia, echando una mano a uno de los sacerdotes que parece arroparle. En realidad el padre Greg se le acerca demasiado, aprovechándose de la soledad y vulnerabilidad de Aidan.
    La adolescencia es una época complicada, incluso muy complicada. Por eso cuando comenzamos el libro en una fiesta, con este casi niño esnifando pastillas y buscando la atención de la mujer del servicio doméstico, ya sabemos que algo no va bien. Algo sucede cuando su padre no está, su madre no se da cuenta y Aidan, el joven, no tiene amigos. Hasta que recibe el abrazo protector de uno de los párrocos de la zona, que asiste a la fiesta: el padre Greg. Así comienza una novela en la que el autor se dirige con paso firme a una desgracia anunciada. No hay victimismo, ni sensiblerías, tampoco hay escenas explícitas ni una caza de brujas frente a este tipo de organizaciones religiosas. Simplemente da cuenta de una terrible realidad que todos hemos visto en la prensa. Kiely compone una historia en la que el refugio buscado se convierte en una tortura. Manipular al indefenso es fácil, hacer sentir especial, y con ello disfrutar de un poder sobre él que puede ponerlo a merced de quien lo ostenta. Aidan no se rebelará si al fin se siente especial, querido. Sin embargo su presencia silenciosa le convertirá en testigo de los actos del sacerdote con otro niño. Y es entonces cuando la novela gana todo su peso, cuando vemos como Aidan se siente dolido y eso nos hace conscientes, más allá de los hechos, de la manipulación a la que ha sido sometido.
      Asistimos a una historia en la que el peso de los silencios, de los secretos y de la propia sociedad en la que vivimos, puede ser un lastre imposible de llevar. Aidan se enfrentará  de este modo a toda una serie de decisiones propias de un adulto, en un mundo que le cierra las puertas a la posibilidad de seguir siendo niño. Cerrar los ojos y esconderse no siempre es una opción. Y Aidan, que había comenzado incluso a hacer amigos negándose a aceptar que algo no iba bien en su interior, se ve empujado a enfrentarse a demasiadas cosas: la soledad, sus dudas, sus secretos, la parroquia, la mirada inquisitiva del mundo...
     El invierno más frío es una novela que se mueve en un tema complicado y lo hace una forma elegante cuidando mucho, muchísimo, las formas. Habla de traiciones y manipulación, de secretos y confianza y, sobre todo, de la fragilidad del interior de las personas y las opciones para enfrentarse a la vida. El autor consigue escribir una historia demoledora sin matar la esperanza, de hecho logra una novela con un regusto optimista contra todo pronóstico. Me ha gustado, me ha hecho estremecer, me ha conmovido y, sobre todo, no me he despegado de ella hasta terminarla.
    Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
     Gracias