Un renegado de la CIA (Denzel Washington), ha vuelto a despertar el interés de la agencia, después de que escape de sus perseguidores, pidiendo asilo en una embajada americana. Es detenido, y llevado a un piso franco gestionado por un agente novato y sin experiencia (Ryan Reynolds), pero con ganas de mucho más que ser simplemente un guarda de una casa. Allí se disponen a interrogarlo para ver de que escapa, cuando el piso es asaltado, y solo quedan Ryan y Denzel en pie, y por supuesto escapando.
Entre los actores, tenemos a un Denzel Washington, al que este tipo de papeles le sientan como un guante, y se nota que se siente a gusto, hace un trabajo impecable. Como contrapunto, tenemos a Ryan Reynolds, que no lo hace nada mal tampoco, y por lo menos ayuda a olvidar uno de sus anteriores trabajos, Linterna Verde. Y en cuanto a los secundarios, son de lujo: Vera Farmiga, Brendan Gleeson y Sam Shepard. Los tres a buen nivel, y quizá algo más de minutos a alguno de ellos, no le habría venido nada mal a la película.