El irresistible encanto de las presentaciones de camisetas

Publicado el 04 febrero 2012 por Marianofusco

Para las marcas y los clubes, ya son una obligación.  Cuando se acerca un Mundial o una Copa América, son ineludibles.  Pueden ser en un hotel cinco estrellas del Centro, en un boliche en Palermo Soho o en el salón de fiestas de 15 del barrio, según el tamaño y las pretensiones de cada equipo, o marca.  También está muy en boga hacerlas en las redes sociales: parece muy de vanguardia y sale mucho más barato (y seguro que la agencia después recibe algún premio “a la innovación”).  En cualquier momento se convierte en una carrera terciaria, o incluso, quién sabe, en una licenciatura.

Hablamos de las presentaciones de camisetas, por supuesto.  Todo un género de evento en sí mismo, y muy merecido, por cierto.  Se lo ganó en buena ley.  Es una oportunidad que nadie quiere desaprovechar.  Las marcas pueden mostrar sus nuevos productos y quedar bien con los dirigentes.  También con periodistas varios, fotógrafos, movileros.  Los dirigentes aprovechan para mostrarse un poco en público, se juntan casi siempre en algún reservado o VIP, parecen estar muy ocupados resolviendo negocios importantísimos.  Puro profesionalismo.

Los futbolistas no pueden faltar.  Mal que les pese, tienen que dejar la play por un rato y dar el presente en los eventos.  Suelen obligarlos, pobres diablos, a subirse al escenario y hacer las veces de modelos, con la pilcha nueva.  Algunos le ponen onda, y se prestan para todas las fotos de prensa que hagan falta, y hasta se quedan un buen rato firmando autógrafos o haciendo móviles en vivo en donde deben responder -con mucha seriedad- las mismas trascendentes preguntas de ayer, de hoy a la noche, de mañana, de siempre.

Tampoco faltan nunca los curiosos, invitados, parientes de los dirigentes, amigotes de vaya uno a saber quién, cholulos de toda índole, alguno que quiere que su nene se saque una foto junto a su ídolo.  Ésta es la especie que a los que supuestamente vamos “a trabajar” más nos fastidia.  Nadie sabe cómo entraron, quién los invitó, cómo hicieron para sortear los “rigurosísimos” controles de acreditación en la puerta.  Peor aún, son depredadores natos.  Se les tiran encima a los mozos, asaltan las bandejas, traigan copas que sed es lo que sobra.  Lo peor de todo: hasta reclaman  los regalos de cortesía reservados a los “profesionales” que, después de todo, “estamos trabajando”.

Pero claro, siempre puede ser peor.  Todos sabemos que ser hincha de la selección es muy arlequín, pero, si de clubes se trata, el aguante es ley.  Y la barra brava, su brazo armado.  A los muchachos no les importan las acreditaciones ni la cantidad de estrellas del cartel del hotel en la puerta.  Ellos van.  Si no se encuentran en medio de una época “conflictiva”, por ahí se quedan piolas, apenas se hacen notar.  A lo sumo, pueden empezar con algún cantito tribunero, interrumpiendo el discurso de algún importantísmo ejecutivo del sponsor que no deberá mostrar signos exteriores de fastidio.  En general, se portan bien.  Total, para reclamar lo de ellos nunca va a faltar oportunidad.

Sin embargo, hay veces que los pibes están muy apurados.  Quieren la pilcha nueva, y la quieren ya.  Como aquella vez, cuando un tradicional club del ascenso, ocasionalmente de visita en Primera División, preparó junto a la marca deportiva auspiciante una gran presentación en un lujoso hotel de Retiro.  Había que verle la cara a la pobre chica que controloba la acreditaciones en la puerta, cuando los muchachos le hicieron entender con toda dulzura que, o pasaban, o se pudría todo.  O la expresión del animador del evento, cuando llegó el momento de pasar al esperado sorteo de camisetas entre los invitados y alguien le informó que tenía que cancelar todo: los barras ya habían saqueado todas las bolsas, percheros y maniquíes.

En fin, ya no nos sorprenden tanto las presentaciones de camisetas, pero todavía nos gusta ir.  Ayer nomás fuimos a la presentación de la nueva camiseta de Racing.  Sin mayores novedades, con un poco de todos los ingredientes de siempre.  El salón del hotel -el Caesar Park-, muy lujoso, con bibliotecas de libros de utilería.  El catering, escaso para la numerosa concurrencia.  Un par de camisetas sorteadas, un póster de regalo para cada invitado, no mucho más.  Estuvieron Gio, Teo, Yacob, Pillud y Saja. Faltó el Coco.

Cogorno dio su discurso, lo escuchaban Molina y Podestá.  Las viejas glorias (José, el Chango) dieron el presente, aunque esta vez faltaron los “famosos de Racing”, toda una subcategoría de la farándula, los medios y la política por derecho propio.  Los responsables del área de marketing de Olympikus anunciaron la extensión del vínculo con Racing por otros tres años y adelantaron que en los próximos días harán las presentaciones de Lanús y Argentinos Juniors, sus otros dos equipos.  Sin mayores precisiones, comentaron que están preperando algo “muy groso” para hacer en la cancha de Racing.  Y que están negociando con un equipo “grande del Ascenso”.

Así y todo, no pudieron zafar. Cuando ya casi se había ido todo el mundo, los de la barra los fueron a apurar.  Ya no quedaba nada que repartir, así que ¿se los mandamos por correo?

Eugenio Palopoli / Editor de arteysport.com