El islam toma del judaísmo la noción de que los merecimientos del hombre son suficientes para hacerlo salvo. Pero es superior al judaísmo en tanto sus Escrituras prevén explícitamente recompensas ultraterrenas para quien se haga merecedor de ellas, mientras que la vida futura sólo se vislumbra en algunos pasajes del Antiguo Testamento (Isaías, Daniel, 2 Macabeos), sin formar parte del pacto de Dios con el pueblo elegido.
No es comprensible que si el Talmud y la Mishná son autoridades inferiores a la Torá contengan revelaciones muy superiores, como lo es la promesa de la vida futura respecto a la promesa de una descendencia numerosa y una tierra habitable. Los judíos, que se habían afanado en introducir la esperanza de la resurrección mediante la literatura rabínica, consideraron hipócritamente que la revelación estaba ya cerrada en tiempos de Mahoma, por lo que lo tuvieron por falso profeta. Ahora bien, si estaba cerrada para Mahoma ¿por qué no debía estarlo para ellos cuando innovaron al estipular algo que no figuraba en la antigua alianza?