Se produce usando la parte del jamón, que interese y se le da un tratamiento en dos etapas: salazón y cocción. Después de la etapa de salazón y antes de cocerlo puede ahumarse, tratarse con especias o sustancias aromáticas o recubrirse con una capa de azúcar caramelizado, dándole así variedad de sabores. La cocción se hace, con frecuencia, a una temperatura de 100 grados.
Este proceso varia y se adapta al “gusto” de las industrias alimentaria de turno, que lo realice. Por el tratamiento que lleva cuando se produce es un alimento que debe conservarse siempre en un lugar refrigerado para mantenerlo en perfecto estado.
El origen proviene de una población de Inglaterra llamada York. En donde un carnicero comenzó a curar el jamón de manera que fue haciéndose popular. Lo que desemboco en el jamón al estilo de York.
El caso es que, el jamón de York al llegar a España, se extendió rápidamente entre las despensas de la población. Como todos los productos recomendados por los médicos.
Fue en 1945 cuando las primeras industrias cárnicas, la mayoría en Girona y por influencia francesa. Comenzaron a elaborar el jamón de York como un alimento recomendado para los estados de salud delicados. Un origen que ha condicionado al jamón de York durante mucho tiempo.
Aunque llego ha ser el segundo embutido mas consumido en España. La amplia variedad de embutidos que tenemos en nuestras tierras y por supuesto el jamón curado. Hace que no llegué a los niveles de consumo que tienen del jamón cocido en Francia e Italia.