El jardín de la memoria, de Lea Vélez

Publicado el 23 octubre 2014 por Meg @CazaEstrellas

 "Fue un otoño extraordinario. El otoño en el que tú me enseñaste a vivir y yo te enseñé a morir."
Conocí a la periodista y guionista de ficción, Lea Vélez (1.970), a raíz de la publicación de  "La cirujana de Palma", su primera obra (en solitario, pues tiene otros títulos anteriores escritos a cuatro manos). Empecé a seguirle la pista y tuve conocimiento de una nueva novela, "El jardín de la memoria", a través del vídeo promocional de la editorial (Galaxia Gutenberg). Un vídeo que me impactó y con el que decidí que tenía que leer este libro inmediatamente.Estamos ante una novela muy personal en la que encontramos tres pilares que, en principio, parecen no tener nada que ver entre sí, pero que poco a poco van entrelazándose, cobrando toda la narración  sentido. El primero de ellos, que constituye el origen de los demás, lo tenemos en George Collinson, marido de Lea, a quien le diagnosticaron un cáncer. Mientras lo cuidaba en sus últimos meses de vida, decidió que tenía que escribir sobre lo que estaba sucediendo, principalmente para dejar testimonio a sus hijos (todavía pequeños)  sobre quién era su padre y para tener algo a lo que aferrarse cuando todo hubiera acabado. 
 Lea escribe mientras lo acompaña. Charlan, reflexionan y viajan al pasado familiar de George a través de unas cartas que conservan y que ella transcribe en la novela. Nos encontramos pues, ante otro de los pilares de la novela: la historia de los Collinson.
A George le fascina la vida de Francesc Boix, un fotógrafo de guerra, republicano español superviviente en el campo de concentración de Mauthausen, sobre el que Lea investiga y escribe su historia. He aquí el tercer pilar. ¿Qué tiene que ver Boix  con todo esto? Pues que ella se siente identificada en cierto modo con él;  quiere dejar testimonio de la última etapa de la vida de su marido, porque, aunque a veces cree que ha convertido al hombre de su vida en un proyecto literario,  siente que debe contarlo ( "registrar lo vivido para contarlo"), tal y como le sucedió a Boix, que para salvar su vida y su conciencia, decidió asegurarse de que el mundo conociera las atrocidades que se estaban cometiendo en Mauthausen, arriesgándolo todo para que las fotografías del horror vieran la luz alguna vez.

F. Boix

  Lea Vélez nos hace partícipes de la relación tan auténtica y especial que tuvo con su marido, un hombre de lo más interesante.
Como si pensara en voz alta, reflexiona, medita y lo plasma sin florituras en el papel. Aunque a veces resulte un tanto particular o no parezca políticamente correcto, la autora nos permite la entrada a su interior sin censuras, de un modo real, sencillo, sincero. Se plantea cuestiones que cualquiera se plantearía en sus circunstancias, pero que quizá no expresaríamos verbalmente.
Los tres hilos conductores, equilibrados entre sí, nos llevan a un final que constituye un canto a la vida, porque nadie debe equivocarse: en estas páginas tan íntimas y veraces hay unos sentimientos, una relación, una familia y un precioso mensaje con vocación de permanencia. Una lección de vida,  sobre cómo hay que exprimirla. Una novela  humana y exhaustiva. Muy recomendable. Si queréis saber un poco más sobre Lea Vélez, pinchad aquí para ver su blog.