Queridos lectores:Bascom, un pueblo especial cuyos habitantes tienen cualidades especiales, un manzano con temperamento, un jardín con flores que evocan emociones y dos hermanas y una niña que necesitan encontrar su lugar y arriesgarse a amar. En ese entorno vive Claire Waverley, una mujer solitaria que prefiere la compañía de sus flores a la de las personas. La llegada de un nuevo vecino, de su hermana Sidney y sobrina Bayperturban su vida tranquila; tal vez sea el momento de aprender a arriesgarse, pero no resulta fácil abrirse a los demás cuando una lleva tantos años protegiéndose.
Las leyendas de Bascom, un pueblecito de Carolina del Norte, en Estados Unidos, nunca fallan: los hombres de la familia Hopkins se casan con mujeres más mayores, las Clark son buenas amantes y todas las Waverley tienen alguna rareza. Se rumorea incluso que el manzano de su jardín predice el futuro, y que las flores comestibles que allí crecen pueden producir misteriosos efectos en quienes las consumen.
Mi novela está ambientada en este pueblo donde las leyendas se cumplen y la magia es algo cotidiano. Y ahora que lo pienso, El jardín de los hechizos es como el mismo Sur de los Estados Unidos. Somos un poco raros, ya lo sabemos. Sentaos a la mesa con nosotros y os contaremos la historia…
“Era un escenario maravilloso y de ensueño, como de otra época. Los hombres vestían trajes tan almidonados que no podían doblarse a la altura de la cintura, y las mujeres estrechaban las manos con tanta delicadeza que parecían pastitas de té a punto de deshacerse.”
Las mujeres de la familia Waverleyno dejan indiferentes, cada una tiene su propia personalidad, cada cual buscando la felicidad a su manera, algunas veces de manera equivocada, pero siempre con ternura y su toque de magia. Enternece ser testigo de como Claire y Sidney aprenden a conocerse, porque los diez años que han pasado separadas las han convertido en mujeres muy diferentes a la hermana que dejaron atrás. Las dos arrastran la carencia de la seguridad de una familia, entregarse y dar por el mero hecho de hacerlo. Ambas se necesitan y Bay será, en un inicio, el primer eslabón de una cadena que las llevará a descubrirse.