El jerez y shakespeare

Publicado el 29 julio 2022 por Xfayape
Bodegas Williams & Humbert 1877. Jerez. La más grande de Europa con 180.000 m2

La lectura de la novela La Templanza, de María Dueñas, auténtica experta en caldos literarios, me ayudó a redescubrir la vena literaria del vino. Dice la autora que “ Un buen Jerez produce un doble efecto: se sube a la cabeza y te seca todos los humores estúpidos, torpes y espesos que la ocupan, volviéndola aguda, despierta, inventiva y llenándola de imágenes vivas, ardientes, deleitosas, que, llevadas a la voz, a la lengua (que les da vida), se vuelven felices ocurrencias. La segunda propiedad de un buen Jerez es que calienta la sangre, la cual, antes fría e inmóvil, dejaba los hígados blancos y pálidos, señal de apocamiento y cobardía. Pero el Jerez la calienta y la hace correr de las entrañas a las extremidades. Ilumina la cara que, como un faro, llama a las armas al resto de este pequeño reino que es el hombre, y entonces los súbditos viles y los pequeños fluidos interiores pasan revista ante su capitán, el corazón, que reforzado y entonado con su séquito, emprende cualquier hazaña. Y esta valentía viene del Jerez, pues la destreza con las armas no es nada sin el Jerez (que es lo que la acciona), y la teoría, tan solo un montón de oro guardado por el diablo, hasta que el Jerez la pone en práctica y en uso. de ahí que el príncipe Enrique sea tan valiente, pues la sangre fría que por naturaleza heredó de su padre, cuál tierra yerma, árida y estéril, la ha abonado, arado y cultivado con tesón admirable bebiendo tanto y tan buen Jerez fecundador que se ha vuelto ardiente y valeroso”. William Shakespeare (Por boca del personaje Falstaff en la segunda parte de Enrique IV).

Williams & Humbert, bodega de origen inglés, ostenta la singularidad de contar con dos marcas que hacen referencia a dos obras de Shakespeare: A Winter ‘s Tale y As you Like it.

Un poco de historia

El sack o sherry sack, como era conocido en las islas el vino de Jerez, está íntimamente unido a la sociedad, cultura y literatura británicas desde que en la Edad Media se comenzaron a cargar en la Bahía de Cádiz, los primeros mercantes que partían repletos de mostos rumbo al norte. De los tiempos de la dominación musulmana proviene el término sherry, derivación de Sherish, Jerez, el nombre árabe de la ciudad. Al respecto hay que recordar que Chaucer, el padre de la poesía inglesa e hijo de un comerciante vinatero, ya mencionaba en los Cuentos de Canterbury las virtudes de los vinos de la Baja Andalucía.

Con el paso del tiempo y Britannia convertida en una poderosísima potencia marítima, incrementó el comercio de vinos de calidad de forma exponencial. Las importaciones de enormes cantidades de clarete de Burdeos, de excelentes tintos de la Borgoña, de tokaji húngaro, de hock de las riberas del Rhin, de cantidades ingentes de vino de Oporto y de Jerez. Y es a partir de 1630 y hasta 1790 fue costumbre agasajar el nombramiento de los poetas laureados con una bota, una barrica de vino de Jerez, equivalente a unas 720 botellas. En 1984, para conmemorar los 600 años de comercio entre ambos enclaves, los bodegueros jerezanos decidieron retomar esta vieja costumbre entregando su correspondiente bota a Ted Hughes, hasta hoy en día. Y para muestra, el botón de la exposición: Poetry for the Palace: Poets Laureate from Dryden to Duffy, que en el año 2021 se presentó en The Queen ‘s Gallery de Holyroodhouse Palace. Durante la inauguración de la muestra, la poetisa laureada Carol Ann Duffy, siguiendo la tradición, firmó a la usanza bodeguera, con tiza blanca, la réplica de la bota que le concedieron. Lord Byron permaneció en Jerez en el verano de 1809 dejando constancia de ello en las cartas enviadas a su madre, en que indicaba: “Jerez, donde se elabora el sherry que bebemos”. Charles Dickens, un buen bebedor, puso al sherry en varias de sus novelas: David Copperfield, Canción de Navidad entre otras. Cuando murió, la familia subastó la bodega de su casa de Kent, que contenía más de cien botellas de Brown sherry, doce de old pale sherry, una gran cantidad de amontillado y de golden sherry. En el siglo XX, Somerset Maugham, sumamente popular en 1930, enamorado del sur de España, alaba sin cesar el vino de Jerez en su obra The Land of Blessed Virgin: Sketches and impressions in Andalusía. Aldous Huxley, tras rendir visita a Jerez, escribe a su padre diciéndole que: “luego pasamos por Jerez – ¡qué sherry, dicho sea de paso! – Ni siquiera en All Souls se bebe algo que sea la mitad de bueno que lo que uno toma por unos peniques en la copa que te sirven en los hoteles y cafés de este lugar”. También cabe recordar a Miss Marple de Agatha Christie que en su obra “Se anuncia un asesinato”, menciona el sherry hasta quince veces, incluso bajo la sospecha de estar envenenado. En la segunda mitad del siglo XX con alusiones menos frecuentes, Ian McEwan lo menciona en Chesil Beach. Cerrar con Falstaff: “Si yo tuviera mil hijos el primer principio humano que les enseñaría sería el de abjurar de las bebidas flojas y entregarse al Jerez”…

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