Todo recorriendo la gran provincia de Andalucía llegando hasta la Nueva España, Jamaica y sus maltratados indígenas. Seguiremos de cerca el trafico de equinos que se realizaban, desde su compra hasta su viaje al país del que han sido comprados, pasando por los sufrimientos que padecían las gentes por llevarse algo que comer, para descubrir un mundo insólito, misterioso y oscuro. También para recorrer el arduo camino que recorre su silencioso protagonista por su amor a los caballos, un amor que supera todo tipo de fronteras.
Gonzalo ha logrado trasmitir el sentimiento de los caballos a través de un niño muy especial, que ya desde su nacimiento, pues nació sin vida, descubriremos la unión que tiene con los equinos. El autor define muy bien la situación de aquellos años a través de la descripción de diferentes tipos de sociedades, por un lado la alta sociedad y por el otro la clase baja y media. También narra de forma clara los tratos a los indígenas de Jamaica y los abusos que sus señores les daban por el hecho de poseer más bienes que ellos llegando incluso hasta a definirlos como animales uno de los personajes. En definitiva Gonzalo Giner ha logrado crear una novela que enmarca desde las peores atrocidades de la humanidad hasta las más bellas.
Recomendado para todos aquellos que quieran descubrir a los caballos y su forma de ser desde el interior, al alma, hasta el exterior, su forma corporal, en esta novela están bellamente descritos. También para aquellos que les guste el entorno histórico en el que se mueve Yago y los demás personajes situado en pleno renacimiento. Y por último para aquellos que ya siguieron los pasos del autor en su anterior novela El sanador de caballos, en esta novela encontraran otro punto de vista, el del arte equino.
Extractos:
Los cantores calentaban sus gargantas y el público empezaba a llenar el salón principal del Castel Capuano, espléndido edificio restaurado por expreso deseo del virrey don Pedro Álvarez de Toledo para albergar al Tribunal de Justicia de la ciudad. Dado que su acústica era excepcional, se solía emplear como sala de conciertos, como iba a suceder con la esperada actuación del ilustre músico Jacob Arcadelt. Jacob, de origen flamenco, había sido nombrado magister puerorum de la Capilla Sixtina y su fama se extendía por los reinos italianos con tanta velocidad como calidad nacía de su cabeza cuando se ponía a componer motetes y madrigales. Por eso, aquella noche, la afluencia al concierto estaba garantizada. La temperatura era elevada para ser la primera noche del mes de marzo, como también eran altas las ganas de escuchar sus nuevas composiciones. Por eso, la mayor parte de la nobleza napolitana y de la española no iba a perderse la cita.
Camilo se hizo un hueco entre la paja y un ponedero, donde se recibía más luz de fuera, y allí se pasaba las horas leyendo un libro sobre rutas marinas que, sin ser el tema más apasionante del mundo, al menos lo ayudaba a consumir el tiempo, aparte de ser el único que el maestre poseía. Yago había encontrado entretenimiento en las propias gallinas, a las que observaba detenidamente sin cansarse. Parecía dispuesto a aprender hasta el más mínimo movimiento, reacción o sonido, a veces tumbado y a ras de ellas para entenderlas mejor. Camilo se lo recriminaba, pues no se cuidaba de la yacija y terminaba con la ropa sucia y oliendo fatal, pero a él no le importaba. El fraile terminó desistiendo viéndolo sonreír como antes, cuando el chico descubría alguna reacción divertida en una de las aves, o cuando iban a picotearle entre los dedos. También hizo reír a Camilo un día en que decidió imitar sus cacareos, para desconcierto de las gallinas, que lo miraban harto sorprendidas, sin reconocerlo como una más pero con el engaño de sus gorjeos. Editorial: Temas de Hoy Autor: Gonzalo Giner
Páginas: 720
Precio:22,90 euros
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