Mi puntuación: 5/10
Tras tocar techo en los noventa con El rey león, la factoría Disney inició una crisis artística y comercial que consiguió compensar gracias a la aportación paralela de Pixar Studios. Y esta película, estrenada justo después de Pocahontas y Toy Story, confirma este hecho haciendo gala de una alarmante falta de originalidad narrativa, abusando de secuencias aceleradas puramente visuales, repitiendo situaciones ya vistas en largometrajes anteriores y aportando canciones sin chispa que apenas permanecen en la memoria del espectador. No todo es malo, ya que la animación es espectacular, destacando una recreación magnífica de la catedral francesa y una puesta en escena realmente oscura que sirve para plasmar subtramas que pueden provocar inquietud en los más pequeños pero que aportan un enfoque muy diferente de lo habitual que los adultos apreciarán. Una cinta que pasó por las vidas de la mayoría con poca pena y con menos gloria.