El juego de Ender. ¿Ganar a cualquier precio?
Publicado el 04 noviembre 2013 por Banacafalata
EL JUEGO DE ENDER
Título Original: Ender's Game Director: Gavin Hood Guión: Gavin Hood Música: Steve Jablonsky Fotografía: Donald McAlpine Intérpretes: Asa Butterfield, Harrison Ford, Abigail Breslin, Ben Kingsley, Hailee Steinfeld, Viola Davis, Suraj Partha, Moises Arias, Jimmy 'Jax' Pinchak, Aramis Knight, Brendan Meyer, Conor Carroll, Khylin Rhambo, Brandon Soo Hoo Levi Distribuidora: eOne Spain Fecha de Estreno: 08/11/2013
¿Hasta qué punto se puede llegar en la guerra para defender tus intereses? Esta es la pregunta, no con muchos tintes infantiles, que sobrevuela durante todo el metraje de El Juego de Ender. Desde luego no es un tema fácil de lidiar por sus fuertes connotaciones políticas en un producto destinado para un público infantil. Pero lo cierto es que el realizador Gavin Hood, un tipo de lo más competente y polifacético, sabe llevar a buen puerto la adaptación de la famosa obra de Orson Scott Card. Un tipo que últimamente está en el candelero americano por sus continuas críticas al matrimonio gay. Es cierto que El juego de Ender podría haber intentado de hacer una apuesta más alta, la elección de Harrison Ford no es casual, y podría haber tratado de jugar con la iconografía pop y tratar de mitificarse como si fuera una nueva Star Wars. El contenido y la densidad que presenta la trama de la novela se prestaban a ello. Pero en lugar de arriesgarse, tiran a lo seguro, una película, que igualmente amenaza con ser franquicia, y realmente resulta divertida de ver. Pero que no va más allá del bajo testigo dejado por otras franquicias recientes como Los Juegos del hambre.
La película nos lleva a un futuro distópico en el que unos alienígenas han atacado la tierra. Han pasado ya cinco décadas desde que un valiente soldado se sacrificara para salvar la tierra y no han vuelto a recibir ningún otro ataque. Pero la continua amenaza les hará prepararse para lo que pueda llegar. La solución para luchar contra estos alienígenas está en los niños. El pequeño Ender, tercero de su familia y para el que sus padres tuvieron que pedir permiso. Permiso que les fue otorgado porque se creía que él sería el elegido. Será el encargado de llevar al mundo a la victoria contra estos alienígenas. Durante la película, asistimos al entrenamiento de Ender. Un entrenamiento capitaneado por el duro Coronel Graff, un tipo que no durará a ponerlo a prueba continuamente, incluso enfrentándole contra sus compañeros, ante los que tendrá ganarse el respeto, por encima de los abusos, y demostrar su capacidad de liderazgo. Poco a poco Ender irá convenciendo a más gente para que le siga, demostrará que con sus dotes de mando es capaz de llevar a los humanos a la victoria, y además se unirá a una chica llamada Petra, que le ayudará con su entrenamiento.
El tema de la utilización de niños para hacer la guerra no es casual. El propio protagonista enuncia en un momento de la película: "hace 50 años era ilegal reclutar a menores de 15 años". En este tan peligroso futuro, se ha decidido utilizar a los niños como soldados. Los motivos nunca parecen quedar claros durante la película, pero parece ser que la posibilidad de amaestrarlo mejor desde pequeños para crear soldados a su antojo es el principal, además de la fuerte crítica que se irradia desde esto. La película, que más allá de su (esperado) giro final, nunca busca sorprender, transcurre de una forma muy simple pero muy entretenida y de manera muy fluida. La disposición de eso campos de entrenamientos, cuya misión es la de pasar de una puerta a otra, nos recuerda visualmente a películas como Tron Legacy, pero lo más positivo es que nunca resulta densa, pese a la larga instrucción militar. Además, la creación del héroe, se afronta de una manera muy cercana a cualquier infante, que pasa de niño a líder, presionado por la autoridad paterna, representada en el personaje de Harrison Ford, la compasión materna del personaje de Viola Davis y la agresividad escolar, en una película donde temas como el bullying son tratados con acierto.
Pero lo mejor de la película lo encontramos en su reparto. Es fácil acertar cuando tienes como secundarios actores tan carismáticos como los propios Ford y Davis, o Ben Kingsley en un extravagante personaje. Pero es sin duda su casting infantil el más acertado. Las breves escenas de Abigail Breslin resultan de lo más conmovedoras, y después de verla convertida en una choni en sus últimas películas, se agradece el cambio a mejor. Hailee Steinfeld aporta verdadera ternura y demuestra que lo de Valor de Ley no se debía únicamente a los Hermanos Coen. Moises Arias se convierte en todo un descubrimiento, creando a un personaje realmente odioso, pero cuyo lado humano siempre queda visible. Pero es Asa Butterfield, el que realmente gana la partida. Desde que hiciera La invención de Hugo ha sufrido un cambio en su voz, pero eso no le impide una mirada que transmite verdadero pánico y dolor, y un convencimiento sobre sus cualidades, que le hacen perfecto para este papel e incluso nos deja con ganas de ver nuevas secuelas, para observar su crecimiento como intérprete.
Es curioso que pese a las fuertes opiniones de Card, el autor de la novela, en contra de los matrimonios homosexuales, el final de la película deje un claro mensaje de negación a la intolerancia. De cómo tan solo los niños, con una mente limpia de prejuicios, pueden entender que no existen diferencias, algo que no sé si sale más de la cabeza de Gavin Hood o de la Scott Card. El juego de Ender podría haber sido una película mucho más redonda, tenía material más que suficiente para convertirse en una verdadera experiencia que crease escuela, la saga que hubiera tomado el testigo a Harry Potter. Pero en lugar de eso se queda en lo básico, en seguir los caminos de otras muchas adaptaciones literarias que se sienten más como una mera extensión a la novela que como una película con verdadera identidad propia. Es cierto que la película es realmente amena y está realizada con mucha sobriedad, además de contar con un trabajo técnico impoluto que nos regala escenas tan maravillosas como todo el entrenamiento de la parte del final. Pero la sensación es agridulce, porque este Ender, tenía material para ser algo más que una película tan disfrutable, como olvidable.