Querer a un personaje
El universo de la joven motera transcurre entre una madre liberal residente en Londres, una familia de acogida moral con un buen puñado de secretos, formada por Enrico y Carmina y el restaurante italiano que les sirve de domicilio, y Hugo, el hombre de los ojos diferentes, que hace todo lo posible por entender qué pasa por la cabeza de la periodista y así seguir ganándose el esquivo derecho de permanecer a su lado. Pero no hay familia sin fantasmas, y los que pululan por los recuerdos de Ada Levy son bastante testarudos, empeñados en ponerle difícil el hecho de olvidar lo ocurrido en la entrega anterior. En esta ocasión no hay víctimas ardiendo, sino una treintena de sepulturas iguales en otros tantos cementerios españoles, algo que está muy lejos de ser una casualidad y que espoleará la ingobernable curiosidad de la joven.
Clara Peñalver se maneja muy bien entre los sentimientos de su personaje y la trama criminal, por eso se hace tan dinámica la lectura de sus novelas. Por otro lado, ha conseguido con sólo dos entregas algo que no resulta nada fácil, que el lector le tome mucho cariño a Ada Levy, que sufra con sus avatares e inquietudes, y que incluso le eche una mano a la hora de seguir estableciendo conclusiones. Una alianza que sin duda seguirá dando sus buenos frutos.
El juego de los cementerios. Clara Peñalver.Debolsillo. Barcelona 2014. 366 págs. 12’95 euros.(LA VERDAD, "ABABOL", 16/1/2016)