la raza humana, a la que tantos de mis lectores pertenecen, se ha dedicado a juegos infantiles desde el principio, y es probable que siga haciéndolo hasta el fin, lo cual es un fastidio para las pocas personas que alcanzan la madurez. Y uno de los juegos que más le divierten se llama «No desveles el futuro», y también (entre los campesinos de Shropshire, sin duda) «Estafa al Profeta». Los jugadores escuchan con atención y respeto todo cuanto predicen los hombres inteligentes para la próxima generación. Después esperan a que todos los hombres inteligentes se hayan muerto y los entierren como es debido. Y entonces van y hacen otra cosa. Esto es todo. Sin embargo, para una raza de gustos sencillos es una gran diversión.
porque los seres humanos, al ser niños, tienen la testarudez y la reserva infantiles, y nunca, desde que el mundo es mundo, han hecho aquello que los sabios consideraban inevitable. Se dice que apedrearon a los falsos profetas; pero podrían haber apedreado a los profetas verdaderos con un placer mayor y más vindicativo. Individualmente, los hombres pueden presentar un aspecto más o menos racional, comiendo, durmiendo o conspirando. Pero la humanidad en su conjunto es veleidosa , mística, inconstante y encantadora.
(G.K. Chesterton, El Napoleón de Notting Hill, 1904)
ronronea: levina