El juego del susurrador

Publicado el 22 octubre 2019 por Aleon @Aleonpizarro
de Donato Carrisi.

Título: El juego del susurrador.Autor: Donato Carrisi.Editorial: Duomo, 2019.Páginas: 416.
SINOPSIS.
UN HOMICIDIO SIN CUERPOS. UN HOMBRE SIN IDENTIDAD...
Desde una granja aislada, una mujer marca el número de la policía. Su voz aterrorizada reclama ayuda. Algo espantoso ha sucedido.
Algo que deja a los agentes perplejos. Solo hay enigmas y una persona capaz de revelar los mensajes ocultos en el mal. Pero un temor acecha: saber que el juego nunca terminó…
UNA INVESTIGACIÓN SIN PISTAS. EL JUEGO NO ACABA NUNCA.
IMPRESIÓN PERSONAL.
Me gusta Carrisi ¿para que negarme a la evidencia? Creo que es un autor que nunca decepciona si lo que te gusta es un buen thriller y estar en tensión durante la lectura de una novela. A mi me suele servir de desconexión, cuando ando con la mente dispersa y no acabo de encajar con otro tipo de novelas. Carrisi consigue posicionarme siempre en mi mundo lector para retomar el camino.
Como siempre un comienzo espeluznante  y lleno de intriga y suspense hace que quieras seguir avanzando en la trama para desentrañar cada misterio que se nos va poniendo por delante. Carrisi nos sitúa en una granja alejada de todo y de todos, en la que una persona que está en el exterior parece amedrentar a una familia que pide auxilio a la policía al teléfono de emergencias. Cuando la policía llega, se encuentra la casa inundada de sangre y restos humanos por todas partes, restos que pertenecen a la mujer y sus dos hijas aunque han desaparecido los cuatro, también el marido. Todo parece indicar que el hombre que estaba fuera los ha matado.
Las pistas conducen a la policía hasta otro hombre con el cuerpo totalmente tatuado de números, un hombre que no aparece en ningún archivo, que parece no existir, que nunca ha sido visto ni grabado por alguna cámara, pero que parece ser el autor del crimen de la familia desaparecida.
¡Más intrigante imposible! A todo este misterio se suma, que junto a todos esos números tatuados, el desconocido tiene tatuado el nombre de Mila, motivo por el cual, la policía contacta con Mila Vásquez, que ha dejado la policía y se ha retirado a vivir en el campo con su hija Alice. A partir de aquí, comienza toda una carrera medio real, medio virtual, de la expolicía, primero para averiguar donde están los cuerpos de la familia asesinada y quien los ha matado y, segundo, quien está detrás de todo el entramado que la ha metido a ella en el caso y, además, se ha llevado a su hija.
El autor nos sitúa con gran maestría en dos escenarios diferentes pero complementarios. Uno el mundo real, en el que Mila va siguiendo poco a poco las pistas que va encontrando y que le parecen más lógicas. El segundo escenario es un mundo virtual denominado "El más allá" en el que los jugadores dan salida a sus peores instintos, a todos esos que no pueden sacar adelante en el mundo real porque están las normas y leyes que los sujetan. Dos mundos que se han acabado conectando y como en muchos otros juegos, los jugadores dejan de controlar y se vuelven adictos al mismo, acabando por no diferenciar lo que es real y lo que es juego con unas consecuencias muy trágicas. Entre ambos mundos, Mila descubre a un susurrador que es realmente quien mueve los hilos del juego.
Me ha resultado original la temática y además muy real y posible. Somos, muchas veces, testigos de como el mundo virtual se adueña de mucha gente que se convierte en adicta y que acaba por no diferenciar lo real de lo virtual. La verdad es que te ponen los pelos de punta muchas de las situaciones que plantea el juego porque no sabes si lo que estás leyendo está en un escenario o en otro, del mismo modo que la propia Mila lo desconoce hasta que despierta.
En definitiva, me ha encantado reencontrarme de nuevo con Mila Vásquez, un personaje muy poco usual con esa carencia de emociones que padece y que la hace vivir continuamente en la duda sobre sí misma y sobre lo que la rodea. No creo que el autor tarde mucho en darnos a los lectores una nueva entrega de este personaje a la vista de la puerta que ha dejado abierta. La estaré esperando.