Los juegos deportivos tuvieron en la Grecia arcaica y clásica un marcado acento religioso y de culto a los héroes locales, y eran el punto más espectacular y participativo de una manifestación cultural (de culto). Se celebraban en casi todas las polis, pero sólo cuatro certámenes destacaban por su importancia: los juegos Olímpicos, los Píticos (Delfos), los Ístmicos y los Nemeos. A estas celebraciones acudían los poetas, sabiendo que los eventuales vencedores en las diferentes pruebas les encargarían la elaboración de poemas como acción de gracias por su triunfo; tales son los himnos triunfales o epinicios, que constituyen la obra de Píndaro. La victoria en los juegos no sólo constituía una gloria para el atleta, sino colectiva, pues el atleta había participado en nombre de su ciudad. Había, pues, un elemento político. Buena parte de la lírica coral griega tiene que ver con estos juegos deportivos, en tanto que son también una forma de culto y de liturgia. También hay un aspecto musical en las competiciones deportivas, en el mismo nivel que las ecuestres y las atléticas, con cuatro modalidades: canto con cítara, canto con flauta, flauta solista y flauta con coro.
Los juegos deportivos, además, eran el baremo colectivo de los griegos, ya que los cuatro principales eran periódicos y se superponían regularmente. Los Olímpicos y los Píticos se sucedían cada cuatro años, con dos años de diferencia entre ambos. Así, una olimpíada era el tiempo que mediaba entre dos celebraciones olímpicas. En ese plazo de cuatro años se sucedían los juegos Nemeos, los Ístmicos (segundo año), los Píticos, y de nuevo los Olímpicos. Pero el cómputo de los años se regía según la olimpíada correspondiente.
Respecto a los cuatro principales certámenes:
- Juegos Olímpicos: son el certamen deportivo más importante de Grecia, los más antiguos, los más venerados y los de mayor prestigio. Su origen se halla en cultos muy antiguos celebrados en Olimpia, y se tenía a Heracles como fundador de estos juegos en honor a Zeus. La época histórica de las Olimpíadas comienza en 776 a. C., y alcanza hasta el 393 d. C., año en que fueron prohibidas por Teodosio, y sólo hasta 1896 volvieron a celebrarse. Es evidente que su importancia en el mundo heleno va más allá de lo deportivo: son los juegos de todos los griegos, son panhelénicos, y dan un gran prestigio a la ciudad del atleta vencedor, que la representa; además, durante los juegos se sucede la tregua olímpica, de origen religioso. Todas las polis han de llevar una delegación, bajo riesgo de no poder participar.
- Juegos Píticos: se celebraban en Delfos, y se remontaban a las antiguas fiestas de culto a Apolo Pitio, en relación con el episodio de la muerte de la serpiente Pitón en manos de Apolo. Comenzaron históricamente en el 582 a. C.
- Juegos Ístmicos: tienen su origen en el culto a Poseidón, dado en la zona del Istmo de Corinto. También están relacionados con el culto a Helios y al héroe local Melicertes-Palemon. Comienzan también en 582 a. C.
- Juegos Nemeos: también vinculados a Heracles, como celebración de su victoria sobre el león de Nemea, aunque el origen religioso de estos juegos es anterior a su vinculación con Heracles, pues también rinden culto a Zeus Nemeo. Se conocen históricamente desde 573 a. C.