El juego "on line" causa estragos en españa

Publicado el 20 octubre 2018 por Franky
España se incorpora veloz e intensamente al juego "on line", un nuevo vicio que subyuga y destruye a millones de personas en todo el mundo. Ante la indiferencia e incluso el apoyo del gobierno, la nueva trampa para la juventud crece a velocidad exponencial y lo hace, sobre todo, en los barrios pobres y entre gente desempleada y marginada. Se trata de una tragedia naciente que dará mucho que hablar en el futuro, que destruirá vidas y provocará desastres morales, ruinas y suicidios. Para entender este gran vicio en crecimiento, publicamos hoy una valiosa colaboración. --- Echando la vista atrás, la gente humilde recurría al juego porque era un modo de matar el tiempo a la vez que daban un poco de emoción a sus vidas.
Entre la alta sociedad, el juego suponía una excusa para jugar con el dinero que les sobraba y a la vez codearse y relacionarse con el mundo de la política o adentrarse en otros ambientes que les pudiera interesar. Esta era la vida de los primeros casinos.

En el siglo XVIII comenzaron a aparecer las primeras loterías, donde el Estado obtenía recursos a la vez que repartía premios sustanciosos de una forma justa.

Actualmente la explosión del juego online, es un fenómeno con casi cuatro años de vida y pese a su juventud, avanza de forma imparable. En el mundo online, el juego es una vía rápida de llegar a la gente y la escasa formación de la ciudadanía respecto al juego es fulminante, ya que los casos de ludopatía crecen a pasos agigantados.

Las casas de apuestas online mueven cada año la friolera de 5.600 millones de euros.

A través de nuestro televisor, rostros conocidos a nivel mundial, como Cristiano Ronaldo, Rafa Nadal, Neymar o Usain Bolt, nos invitan a adentrarnos en el mundo de las apuestas.

Estas casas de apuestas, al registrarte te ofrecen 100 ó 200 euros de regalo. Pero antes de poder retirar el dinero que te han regalado, te obligan a jugártelo, en muchos casos, hasta 40 veces. Estando ahí el enganche.

Según la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR) sólo las máquinas tragaperras generan más ludópatas que el juego online. Pero en Internet todo se mueve mucho más rápido y la adicción tarda dos años más o menos en manifestarse. Mientras que en el juego tradicional (por diferenciarlo del online) se necesitan seis o siete años.

Demostrado está que las casas de apuestas, ya sean físicas o virtuales, están creadas para ganar siempre, porque si todos los jugadores recuperasen lo que apuestan, no existirían estas casas ni tampoco los casinos.

Se desconoce la cifra real de las familias que se han visto afectadas porque un día un marido, una esposa, un hijo o hija, decidieron probar suerte en las apuestas, quedando enganchados.
Si se han dejado de emitir en televisión anuncios sobre tabaco, porque produce cáncer (demostrado) ¿por qué se permite que se publiciten anuncios que generan ludópatas? Cualquier chaval puede desde su teléfono móvil acceder a este tipo de páginas, mientras que sus padres desconocen esta actividad. Siendo muy probable que acabe siendo un adicto al juego, desgraciadamente un ludópata.

¿Por qué cuando hay intereses, éstos priman sobre la seguridad y salud colectivas?

¿Por qué la autoridad competente permite esto?

Son preguntas que cualquier ciudadano, se responde sin dar muchas vueltas. La conclusión es rápida y clara. El juego deja muchos millones de euros.
España aún no se puede equiparar a los casinos estadounidenses, ya que estos son los que más pérdidas acumulan a nivel mundial entre sus visitantes. 

Pero, la población española está a merced de estos riesgos y no basta con poner en letra pequeña, los riesgos a los que se enfrenta la ciudadanía en el mundo del juego. Hay que prohibir de forma inmediata estas publicidades en televisión.

Hay asociaciones y plataformas creadas para ayudar a personas que han caído en las garras de las casas de apuestas. Si eres una de ellas, si has perdido el control sobre ti mismo, no lo dudes y pide ayuda. Porque con apoyo, todo se supera.

José Antonio Carbonell
Consuelo Blanco