Nunca estuve de acuerdo con la sanción impuesta a este semanario por la publicación de unas fotografías del Príncipe y Dª Letizia en actitud considerada poco decorosa. La libertad de expresión debe de primar sobre el respeto a la institución, sobre todo si el contenido es soez y no violento o insultante.
La publicación celebra el aniversario del evento con otra viñeta idéntica a la anterior, pero con ropa, lo que no deja de ser una fina ironía en este caso, y además cuenta la historia de una relación entre cierta alta personalidad del Estado y la vedette Bárbara Rey, mencionando a ésta, obviamente, pero no al afortunado amante de tan estupenda señora, aunque dejan poco lugar a la imaginación. Tampoco es criticable, y cualquier denuncia o sanción contra la revista, no dejará de constituir un atentado contra la libertad de expresión.