El Juramento, de Kimberly Derting

Publicado el 16 noviembre 2011 por Mientraslees
La Galera | 18 de octubre de 2011
El Juramento #1 | 329pp
Ludania es un país con un régimen autoritario y una estricta sociedad clasista. Cada clase tiene su idioma propio, y está prohibido hasta conocer la lengua de las otras clases, bajo pena de muerte. Charlaina tiene diecisiete años y un gran secreto: entiende todas las lenguas. No sabe por qué; solo sabe que es un don que debe ocultar. Y pronto, con la ayuda del joven Max, averiguará que hay aún más cosas de sí misma que desconocía... y que ella es clave en la revolución antiautoritaria que ha empezado a extenderse.

El juramento es una de las apuestas fuertes de este último trimestre en La Galera, contando con una llegada especialmente esperada y un interés general con muy altas expectativas. Lo cogí con curiosidad, ignorando la pila enorme de libros pendientes de mi mesilla de noche, y lo tragué casi en una tarde: en una hora me había soplado cien páginas, nada más y nada menos. Imaginad qué vino después. ¿Podéis saberlo? Os adelanto algo: este libro es pura absorción.

Charlaina vive en un mundo donde las clases sociales son la división del pueblo y el rasgo más importante de los individuos. Cada estamento tiene sus costumbres, sus reglas y su idioma. Perteneces a una clase determinada, y es prácticamente imposible pensar en subir escalones (o bajarlos). Vivirás siempre por y para la reina del reino, y todos los aldeanos deben hacer un juramento diario, con pautas coloridas en el vestuario que escogen y la mirada clavada en el suelo. Vive en un mundo peligroso, donde hablar un idioma que no caracterice a tu clase, podría costarte el cuello en la horca. La reina no perdona a nadie. Pero la reina está cansada. La reina está muriendo. Y la revolución cada vez se deja oír más fuerte. Pero eso a Charlaina casi la trae sin cuidado; ella sólo tiene ojos para su familia y… para aquel extraño chico que está enamorándola poco a poco. Pero ella sabe que está en peligro, que siempre lo ha estado, pues ella tiene un don: puede hablar y entender todos los idiomas del reino, hasta el extraño dialecto que Max susurra entre dientes. Debe ir con cuidado y esconder esa habilidad como si fuera oro robado, porque si se descuida, podrían terminar matándola sin piedad.

Las palabras “enganche” y “adictivo” son meros vocablos que se quedan cortos al comprarlos con la capacidad de absorción que El juramento posee entre sus páginas. Cuando lo cogí, con la mera intención de echarle un vistazo, me vi atrapada irremediablemente junto a Charlaina y sus problemas de vida o muerte. Pude sentir de inmediato como me transportaba a aquel mundo donde es muy común tener nombres de antiguas ciudades que desconocemos y donde, lamentablemente, viven sesgados por una reina tiránica y mortífera. Viví con gran interés e intensidad aquella singularidad de los idiomas para cada estamento. ¿Sabéis lo emocionante que era sentir que la protagonista, en cualquier momento, se iría de la lengua y metería la mata hablando o mirando a alguien a quien no debía? Era un estrés delicioso y que me mantuvo en vilo durante gran parte de las primeras hojas. He de decir que la autora tiene un estilo sencillo y que no gusta de inundar al lector en excesos, suele atinar a describir los estados y los lugares con pocas palabras, dibujándote inmediatamente un escalofrío o una sonrisa en tu interior. Enseguida empiezas a encariñarte de la protagonista y quieres saber qué le va a ocurrir (porque algo tiene que ocurrirle) y, cuando quieres darte cuenta, ya estás sumergida en una historia original y con detalles inolvidables. La narración es fuerte y cuenta con grandes golpes de efecto que te dejan sin aliento, trazándote un camino hacia el punto álgido de la novela que se te hace corto y emocionante, tanto como para afirmar que te sabe a poco. Si tuviese que destacar por dos motivos a El juramento, diría que su originalidad la dota de un aire fresco y distintivo en toda distopía; la autora evita los seres de largos colmillos o afiladas garras y explora en la mortífera sociedad que es, al fin y al cabo, mucho más peligrosa que cualquier otra criatura fantástica. El otro motivo que la destaca, y es muy importante, es el ritmo y estilo de narración: rápido, certero, divertido, sin rodeos. Es el típico estilo narrativo que te deja sin aliento y que permite leerse un libro en unas cuantas horas. En resumen, El Juramento tiene todas las papeletas para convertirse en un libro juvenil apetecible.

Ahora bien, huelga decir que El Juramento tiene unos puntazos que te quitan el hipo, pero nunca hay que olvidar los contrapuntos que voy a comentar a continuación (si se olvidaran o pasaran de largo, podríais cometer el error de endiosar un libro que podría decepcionaros): Todos, lamentablemente, tenemos nuestra parte oscura, y este libro la tiene, tristemente, en la segunda mitad de la trama, donde debería centralizarse toda la crema cálida y deliciosa, determinante en la decisión de convertir un libro en inolvidable o no. Tras la racha de la primera parte, donde nos divertimos, nos emocionamos y nos olvidamos del mundo real, el ritmo decae estrepitosamente y la autora comienza a perder los papeles, mareándote con acontecimientos veloces y mal descritos. Aquella forma de narrar certera se desdibuja y comenzamos a echar en falta detalles de los nuevos escenarios y profundidad en los personajes. El romance, desde que lo hueles, sabes por dónde irá y sabes que irá al grano desde el principio: nada de romanticismo ni ofrecer al lector algo palpable y real, olvidaos de todo eso porque el romance es el típico “te veo y me enamoro para siempre por siempre” al que nos tienen acostumbrados los autores anglosajones de literatura juvenil. Tal vez a una adolescente sin mucho criterio le apasione este tipo de relaciones, a mí, en esta novela, no me ha dejado pasmada o encandilada. Luego, el final ocurre sin darte ni cuenta, quedas con los ojos abiertos de par en par porque no puedes creer haber llegado tan rápido y encima para acabar así. Por supuesto, esta es la primera parte de una trilogía distópica y, como viene siendo costumbre, este primer libro es una introducción a un mundo muy interesante y a unos personajes que darán más de sí en la próxima entrega. Siento que la autora no exprimió todo el jugo de esta historia que había montado con fuertes pilares; siento que dejó huecos vacíos en todas partes y se olvidó de un universo distópico atractivo para centrarse en una relación principal que no promete demasiado. Pienso que es una historia desaprovechada, tanto, que sentí que, al final, había estado leyendo un álbum fotográfico de mi vecina, la obsesa de los gatos.

Termino mi alegato afirmando que El juramento es un buen entretenimiento creado a partir de una idea magnífica que a muchos lectores les encantará. Reitero en que se trata de una novela desaprovechada pero realmente original y diferente al resto de distopias que están apareciendo últimamente. Podría haber sido mucho más, pero no pierdo la esperanza y me leeré la continuación a ver qué ocurre con los protagonistas, la reina y la sociedad estamental que me enamoró perdidamente. No olvidéis que para mí, con sus más y sus menos, El Juramento se ha ganado un rincón en nuestra estantería juvenil por ser una novela original y que se devora, no se lee, se devora.
El Juramento es como una máscara de oxigeno entre tanto gas sarín.


Kimberly Derting, conocida como la autora de la saga "Body Finder", publicada en EEUU por HarperCollins, vive en el noroeste del Pacífico, en un lugar ideal para escribir relatos oscuros y tenebrosos. Sus tres hermosos (y a menudo bocazas) niños son su fuente inagotable de inspiración. El Juramento es su primera obra publicada en español.