Death wish (Eli Roth, 2018. EEUU): violencia sin complejidad alguna en esta nueva y horrible versión de la, le pese a quien le pese, influyente El justiciero de la ciudad, aquél thriller protagonizado por Charles Bronson (aquí el papel cae en manos de un insoportablemente soso Bruce Willis) a mediados de los 70 y que generó infinidad de (la mayoría directamente imposibles) secuelas y sub-productos. Paso decididamente atrás en la carrera del amante de la hemoglobina Eli Roth, que no termina de realizar un producto redondo (aquí ni siquiera se lo planteó) desde el ya lejano díptico de Hostel. Simple a rabiar, debería quedar en el más absoluto olvido.
Death wish (Eli Roth, 2018. EEUU): violencia sin complejidad alguna en esta nueva y horrible versión de la, le pese a quien le pese, influyente El justiciero de la ciudad, aquél thriller protagonizado por Charles Bronson (aquí el papel cae en manos de un insoportablemente soso Bruce Willis) a mediados de los 70 y que generó infinidad de (la mayoría directamente imposibles) secuelas y sub-productos. Paso decididamente atrás en la carrera del amante de la hemoglobina Eli Roth, que no termina de realizar un producto redondo (aquí ni siquiera se lo planteó) desde el ya lejano díptico de Hostel. Simple a rabiar, debería quedar en el más absoluto olvido.