El otro día disfruté en televisión la película Piratas del Caribe II. El cofre del hombre muerto. Ya la había visto hace unos años pero me apetecía disfrutar de nuevo de la espectacularidad de sus escenas y la frescura del argumento. Pero esta vez quedé sobrecogido. No por la película en sí misma, que ya conocía, como digo, sino por la similitud que tiene con la situación económica mundial. Es una alegoría asombrosa de las turbulencias financieras (eufemismo) que vive la Unión Europea.La película relata las aventuras del histriónico Jack Sparrow (Johnny Depp), que es perseguido por Day Jones, el capitán del famoso barco fantasma El Holandés errante, tripulado por muertos condenados a vagar eternamente por los mares sin poder pisar tierra. El capitán fantasma, con cabeza de pulpo, quiere atrapar a Sparrow para saldar una deuda que tiene pendiente, de lo contrario deberá pagarla sumándose a su tripulación de zombies submarinos, sin voluntad ni esperanza.Los marineros de los barcos apresados por el diabólico capitán Jones tienen dos opciones: morir o sumarse a la tripulación del Holandés Errante. Y si el capítán fantasma se cabrea conjura al kraken, un pulpo gigantesco que ataca a los barcos y los arrastra al fondo del mar entre crujidos de tablazones y gritos de espanto.Me pareció ver a Irlanda en la escena en la que el capitán Day Jones plantea a un marinero: ¿Qué prefieres: la muerte o sumarte a mi tripulación? El marinero, aterrado, opta por embarcarse en el Holandés Errante para toda la eternidad, renunciando a su libertad y a su vida de mortal. Igual que Irlanda, que ha sido intervenida por la voracidad de ese pulpo insaciable que es el llamado Mercado, un kraken que se lleva al fondo del mar las economías de los países y las haciendas de las personas.El capitán Jones ya ha atrapado a dos víctimas: Grecia e Irlanda, y no parará hasta conseguir que todos los países de la Unión Europea se embarquen en el Holandés Errante, sometiéndose así a las voraces políticas que alimenta al kraken: subida de impuestos, recorte (despidos) del sector público, reducción de políticas sociales, bajada de salarios, despido libre, recorte de pensiones, retraso de la edad de jubilación... y más dinero para los bancos.