Los cuentos son historias para niños, sí, pero tras de ellos se esconden mensajes universales de gran validez a todas las edades. Le ocurre a la Caperucita Roja, a El patito feo y también a El laberinto del fauno, una fábula mágica sobre el paso de la infancia a la adolescencia, sobre la imaginación y la creación de un espacio de tranquilidad para olvidar nuestras preocupaciones (en este caso, el horror de la posguerra civil española y el odio hacia un padrastro despreciable). La película empieza y termina con el narrador, un conductor que resulta ser el misterioso fauno, la llave de Ofelia a ese mundo onírico y feliz en el que sí puede ser una princesa y no un cero a la izquierda.
El laberinto del fauno, co-producción hispano-mexicana, cuenta con un trabajo técnico impecable (dirección artística, vestuario, montaje...), donde destacan, sobre todo, dos aspectos: la fotografía y la música. Guillermo Navarro crea una atmósfera oscura, tenebrosa, gélida y grisácea, como los tiempos que corrían en este país por aquella época; las tres pruebas de Ofelia transportan, con ayuda del magistral trabajo de fotografía, a un mundo onírico, con una gran paleta de colores y unos espacios perfectamente iluminados. Por otro lado, Javier Navarrete firmó una banda sonora envolvente, llena de fantasía, misterio y mágica, con un tema principal tan reiterativo -en su buen sentido narrativo- como funcional. Como dije en su momento, una de las diez mejores bandas sonoras de la década pasada.
Ahora bien, por destacar, también destaca (y mucho) el talento interpretativo de la jovencísima Ivana Baquero, que en la mayoría del metraje lleva el peso de la película y su interpretación respira naturalidad por los cuatro costados. El reparto también incluye a una brillante Maribel Verdú -¡qué dominio del acento!- y una loable Ariadna Gil. La película logró ser un éxito de taquilla y obutov una estupenda recepción por parte de la crítica. Entre su galería de premios cabe destacar los tres Oscar (fotografía, dirección artística y maquillaje) que ganó de seis (perdió música, guión original y el de mejor película extranjera frente a la magistral La vida de los otros, en otro año, sí hubiera vencido) y siete premios Goya, más cabezones que la mejor película (Volver).
PD: Evidentemente, no se podía terminar este especial sin poner ese magnífico tema principal de la banda sonora de Navarrete.