Sin ser una historia de amor, el romance tiene su importancia en la cinta, aunque creo que en ningún momento es excesivamente acaramelado ni pegajoso, sino bastante real y normalito. Una relación como cualquiera, de dos personas que se conocen, tiene una química, empiezan algo en común, y aunque discuten y no siempre todo va de perlas, Pat y Tiffany deciden que, en su locura, están mucho mejor juntos. Ambos tienen su peculiar forma de ver el mundo, son brutalmente sinceros (quizá les viene muy bien aquello de que los niños y los locos dicen siempre la verdad) y los dos están intentando dejar atrás la tristeza y el dolor, y construir algo positivo. Tener eso como base en una relación me parece bonito, sin duda, y hace que por eso este romance no sea demasiado color de rosa y meloso. El buen humor esta presente durante toda la cinta, aunque también se producen momentos de emociones más negativas, como la ira, que a Pat a veces parece que le cuesta controlar, lo cual crea los momentos de drama de la película. Las relaciones familiares también son tratadas con realismo y normalidad, los conflictos como el de Pat con su padre son normales en cualquier familia, incluso en una en la que ninguna de sus miembros padezca ninguna enfermedad mental. Con respecto a que la película toque este tema, ya sabemos cómo se trata a menudo la figura de quien tiene este tipo e dolencias en la ficción: de forma desacertada, inadecuada, e incluso, ofensiva. Sin embargo hay algunas pocas películas que han tratado el tema de las enfermedades mentales con sensibilidad, realismo, o buen humor, y por eso merecen ser mencionadas. Algún día haremos una lista al respecto y os recomendaré algunas, entre las cuales, sin duda, volveremos a mencionar esta. Creo que el personaje de Pat en ninguna manera es tratado de forma ofensiva, como un loco peligroso o algo parecido, aunque me parece que si se exagera su condición de bipolar en algunos sentidos, pero el cine tiende a exagerarlo casi todo, así que creo que no tiene demasiada importancia. De hecho, os puedo decir que esta misma película le encantó a mi madre, que tiene trastorno bipolar, y la recomendó en la asociación a la que pertenece, así que en ninguna manera se sintió ofendida con el retrato que de esta dolencia se ofrece.
En definitiva, creo que tenemos entre manos una película muy pero que muy recomedable, con romance que no te hace subir el azúcar, optimismo que se contagia sin sufrir un ataque de vomitar arcoiris, y que nos invita a mirar el lado bueno de las cosas, a intentar buscar lo que noa hace felices, sin importar demasiado lo que digan o dejen de decir los demás. Después de todo, de un modo u otro, todos tenemos nuestras locuras, y la vida es mucho más emocionante si a veces, nos dejamos llevar por esa locura y no pensamos tanto las cosas. Y ya me despido por hoy. Pronto más y mejor en Mi Pequeño Mundo. ¡¡Saludos!!