El lado oscuro del Vudú

Publicado el 01 julio 2018 por Redespress60

Su significado en africano define al Vudú como ‘misterio o espiritualidad’, su práctica de origen se realizaba con la finalidad de sanar espiritualmente. Sus fieles describen la devoción como la búsqueda de sabiduría con la ayuda de sus raíces ancestrales bajo el medio de un nivel de conciencia superior…

De entre las muchas religiones que han poblado este mundo, el vudú es sin duda una de las más estigmatizadas y poco conocidas. Tal parece que es tan vieja como el propio continente que la engendró: África. Es posible que se haya originado en las tribus Fon, Yoruba y Ewe, que abarcaban desde Ghana hasta Nigeria. El vudú se expandió por Europa y América con la colonización, siendo prohibido desde el principio. Supuestamente por sus ceremonias sangrientas y por basarse en la hechicería y el espectáculo. Como si las otras religiones no hubieran sido sangrientas durante siglos. Y no se basaran, incluso hoy en día, en la superstición. En realidad, el vudú fue prohibido porque era menospreciado: resultaba inconcebible que los negros, hombres inferiores para el resto del mundo, tuvieran su propia doctrina, llena de complejidades y riqueza espiritual.

Hemos de precisar que la religión vudú es una religión animista. El animismo es la creencia de que todo tiene un alma o espíritu, un anima en latín, incluyendo animales, plantas, rocas, montañas, ríos y estrellas. Los animistas creen que cada ánima es un espíritu poderoso que puede ayudar o hacerles daño, y debe ser adorado o temido o de alguna manera reconocido. El animismo es una religión primitiva, cuyos adherentes durante miles de años han deificado a animales, estrellas e ídolos de cualquier tipo y han practicado el espiritismo, la brujería, la adivinación y la astrología. Usan magia, hechizos, encantamientos, supersticiones, amuletos, talismanes, o cualquier cosa que ellos creen que ayudará a protegerlos de los espíritus malos y aplacar a los espíritus buenos.

Origen del Vudú

El vudú entró en los ámbitos de la sociedad occidental mediante el comercio de esclavos de África occidental, alrededor del año 1510, cuando millones de nigerianos de Gambia, Ghana y otros fueron llevados a trabajar a las plantaciones de América, en algunas partes del Caribe y América del Sur. Subyugados y despojados de toda la humanidad por parte de sus amos, muchos encontraron consuelo y esperanza en sus creencias religiosas, que sirvió para darles un sentido interno de libertad.

Se vieron obligados a practicar el cristianismo, que se incorporó a sus propias prácticas. Encontraron que la forma en que sus maestros practicaban el catolicismo, no era tan diferente a la manera en que ellos mismos practicaban su propia religión. Por ejemplo, en ambas se utilizaban inciensos, vestidos con trajes durante su adoración y rezaban a sus santos pidiéndoles que intercedieran en su nombre.

El tráfico de esclavos produjo un fuerte sincretismo entre las creencias católicas, el vudú y otras religiones nativas: el vudú haitiano, la santería en Cuba, la kimbanda en Brasil, sólo por mencionar algunas. De hecho, los migrantes haitianos son los que llevaron el vudú a Luisiana a principios del siglo XVIII. En ese entonces, Luisiana estaba habitada por aristócratas franceses que habrían iniciado la colonización de esa región en el siglo XVI. Estos franceses y sus descendientes eran conocidos como criollos y eran los ricachones de Nueva Orleans, donde convivían y se mezclaban con esclavos, negros libres, indios y acadianos.

También Nueva Orleans se hizo famosa por el culto vuduista. No habían leyes en su contra. En 1885, el periódico americano ‘Daily Crescent’ publicó una entrevista realizada a una sacerdotisa y sus seguidores, donde se leía lo siguiente: “Se sabe que no sólo negros, sino mujeres blancas, algunas de ellas jóvenes y hermosas, pertenecen a esta institución”. Fue el primer indicio de la expansión de esta religión entre un gran número de personas. Hoy en día más de una tercera parte de los vuduistas son blancos.

El Vudú y el Canibalismo

De acuerdo a las creencias de los pueblos precolombinos, el ritual del canibalismo estaba emparentado con la energía que proporcionaba cada una de las partes de un cadáver, directamente relacionadas con sus dioses. El vudú, al tratarse de una asociación entre el catolicismo y los ritos afroamericanos, adoptó el sacrificio de las vidas humanas aceptado por sus antecesores. Por este motivo comenzaron a honrar a sus santos ‘loas’ junto al ritual de la sangre.

Héctor García Vázquez, un conocido periodista mexicano, señaló por qué algunas de las religiones asentadas en Centroamérica habían sido practicantes de ritos, como el mentado canibalismo:  “La cultura del europeo católico nunca ha llegado a comprender por qué los aztecas, los mayas, los toltecas y los mixteco-zapotecos, que vivían en las tierras de Oaxaca, idolatraban falos de demonios o se comían los despejos de sus enemigos. Las Guerras Floridas no fueron actos de canibalismo salvaje para saciar el hambre, como muchos historiadores han apuntado. Durante ese tiempo, los pueblos precolombinos se preciaban de tener una variada y exquisita comida. En los sacrificios a sus enemigos, los guerreros victoriosos se comían los brazos y las piernas del muerto para que éste les transmitiera su fortaleza; los recién casados se comían los genitales para aumentar su capacidad de reproducción; y a los sacerdotes les correpondían los sesos. Los pedazos restantes se arrojaban a la multitud. Estos pueblos pensaban que si interrumpían los sacrificios morirían por mandato de Dios y no alcanzarían el tan esperado Quinto Sol, que aparecía cada cincuenta y dos años”. De esta cultura el vudú heredó las costumbres antropófagas.

Hoy en día el uso del vudú se asocia con la magia negra, pudiendo causar estragos en la vida de una persona con el mero objetivo de la destrucción de cualquier aspecto de la vida, creando problemas familiares, tensiones, fobias innecesarias, afectando negativamente a los niños, creando problemas de salud crónicos, destrucción de la paz mental, e incluso causar muertes no naturales en circunstancias extremas.

El uso del vudú junto con la magia negra no sólo afecta a las circunstancias y perspectivas del futuro de una persona, sino que también le priva materialmente de todo a lo que estaba destinado, además de problemas que pueden llegar a afectar a la psique de la víctima, de tal manera que uno pueda llegar a perder la fuerza de voluntad y la energía mental para poder salir de la situación siniestra y no tener ningún deseo de vivir. Uno de los hechizos más conocidos atribuidos al vudú y la magia negra es el de convertir a las personas en ‘zombis’. Se dice que este ritual es realizado por personas conocidas como ‘bokor’, un brujo con capacidad de hacer el mal.

Alrededor del vudú ha nacido un gran negocio basado en la venta de polvos, hierbas, inciensos, velas y un gran número de objetos relacionados con su práctica. En Estados Unidos hay barrios negros con tiendas y almacenes que venden productos vudús. En España se pueden comprar en los bazares de brujos.

Los dioses del vudú

Los vudú etimológicamente son los espíritus, los cuales gobiernan toda la naturaleza. Sus dioses están muy jerarquizados y dominan todas las fuerzas de la naturaleza, las rocas, los árboles, las corrientes de agua, los lugares, los cruces de los caminos, pero también los clanes y tribus, las naciones y a las personas individualmente. Incluso los muertos dentro de la familia siguen también viviendo con los vivos y entre los vivos, a los cuales se les puede pedir ayuda y colaboración. La completa naturalidad con la que el practicante del vudú se mueve en el mundo que le rodea y con el que convive le lleva a un continuo trato de petición e intercesión con los espíritus, de ahí que haya sido tan fácil la asimilación de estos espíritus con los santos católicos en la formación de la santería y otras corrientes similares tal y como hemos dicho arriba.

En el panteón vudú el dios principal es un dios padre-madre, andrógino, el dios creador de todo, que tiene por debajo de sí multitud de dioses menores pero muy poderosos llamados loas. El dios creador es Mawu, o Nana Buluku, y sus dioses hijos son los encargados de los distintos lugares y territorios así como de las distintas expresiones naturales: animales, mares, ríos, bosques… El dios creador andrógino tiene dos manifestaciones o expresiones: como Mawu es el aspecto femenino, y es la Luna, mientras que como masculinidad se asocia al Sol y se le denomina Lisa. A veces ambas expresiones son recogidas en algunas tradiciones como los hijos gemelos del dios creador.

Otro dios, hijo del creador, es Legba, que actúa como intermediario entre los demás dioses hermanos suyos y el dios creador padre-madre. Legba a veces es presentado como un joven pero en Haití tiene aspecto de anciano. Otro dios importante es Mami Wata, encargado de las aguas, o Gu, que regula el hierro y las armas, Sakpata, el encargado de las enfermedades, o Eshu el mensajero entre los dioses y los hombres, mantenedor de las relaciones entre ambos mundos, y por lo tanto el dios que regula el orden y la paz.

El paraíso se denomina Guinee o Guinea, lugar donde moran los dioses, y al cual al morir la persona irá tras pasar por el último cruce de caminos, donde el dios Guede habrá de dar o no paso al fallecido.

Los sacerdotes vudú se denominan houngan (si es hombre) o mambo (si es mujer), y practican sus creencias en sus templos llamados hounfour. Un bokor es una hechicero que sirve a los loas con las dos manos, es decir, que practica tanto la magia denominada blanca (para sanar y como protección), como la negra (para hacer enfermar, dañar o dar muerte). En sus celebraciones, donde intervienen los dioses loas, éstos llegan a poseer a los participantes, manifestando así su presencia, que puede ser calmada o más agresiva, según el carácter propio del loa que posea al celebrante.

Los muñecos

Los rituales vudú están llenos de elementos naturales, plantas y animales, incluso con sacrificios animales como oblación a los dioses, y así es su acontecer cotidiano, en la salud, en la enfermedad, la vida y la muerte. Los fetiches o talismanes vudú son o bien estatuas o partes de animales que han sido secadas y que protegen y ayudan en casos de necesidad, enfermedad, heridas, o para mantener la salud y el vigor. Los brujos del vudú ‘bokor’ dicen ser capaces de hacer hechizos contra enemigos para cumplir una venganza, pidiendo a los espíritus que sobre una persona o un grupo caiga la desgracia, el dolor, el daño o la muerte.

Las muñecas vudú son el medio por el cual el pensamiento es transmitido con éxito. La muñeca es el instrumento con el que se establece el contacto directo entre el sacerdote, o la sacerdotisa, y la persona a la que se quiere enfermar, herir o incluso matar.

Las muñecas vudús más poderosas y efectivas son las que están fabricadas por el vuduista, aunque en algunos establecimientos se pueden adquirir, muchas de ellas en cera. Se confeccionan con elementos que conservan las vibraciones de la persona representada: objetos personales y prendas de vestir que servirán para cubrir la parte exterior de la muñeca. El interior puede ser de cera, manteca, papel, masa de pan y en él se pueden pegar ciertas partes del cuerpo del afectado como trozos de uña o cabellos.  Mientras se está fabricando se debe sacrificar a un animal y untar con su sangre fresca el relleno de la muñeca. Si la víctima es una mujer, algunos vuduistas usan la sangre de su menstruación. Cuando la muñeca está lista se ha de concentrar la imagen mental del afectado en ella. Si se desea hacer el mal sobre la figura, se han de clavar agujas en los puntos donde se quiere que la víctima sienta dolor. Otro método que causa bastantes molestias consiste en liar un hilo negro alrededor de la muñeca vudú.

Hoy en día la creación de estos muñecos conlleva de un trabajo artístico y espiritual donde trabajan más de dos personas. Un artista quien se encarga de crear el muñeco integrando los elementos necesarios y objetos personales que el cliente amerite y bajo la recomendación del brujo quien se encarga de activar y realizar la ceremonia de santerismo y activar el maleficio o protección para la persona a la que se realiza este muñeco.

En Haití es otro de los países donde se implementa el vudú con prácticas un poco más drásticas ya que estos muñecos son creados y llevados a los cementerios con el fin de aplicar brujería de magia negra con alto poder, la implementación de la magia negra puede causar la destrucción total de la vida de una persona en el ámbito familiar.

Ética

Recordemos que las bases del animismo son el naturalismo y el tribalismo. Es por ello que desde su teología y su panteón de dioses y espíritus subordinados al dios padre o supremo, su mundo de los antepasados o ancestros, con características mágicas y divinas también y en conexión con la familia, y toda la variedad de curanderos, adivinos, médiums, sacerdotes, hechiceros y brujos, unido a la unidad de vida entre lo natural y lo sobrenatural, con apenas línea divisoria, podemos hablar de su código moral. Es por lo tanto con sus bases religiosas como se puede entender su ética, la ética del vudú.

La expresión ética de los vuduístas se manifiesta con reglas morales para mantener la comunidad, una ética comunitaria de honra y deshonra, generosidad y codicia, ayuda y solidaridad. Se castiga la difamación, denigrar a la propia familia, al clan, robar la mujer de otro o impedir injustamente a alguien cultivar la tierra, entre otros aspectos, siempre ligados a la naturaleza, la tribu y la unidad terrestre-celeste.

Practicantes del vudú

Los practicantes del vudú en Nigeria son 14 millones, un 10% de la población. En Benín son alrededor de un millón, o sea, el 18% de la población. En Togo la mitad de la población sigue religiones tradicionales africanas, siendo el vudú la de mayor alcance con 2 millones y medio de seguidores. Un millón de vuduístas hay en Ghana, país de 23 millones de habitantes.

Aunque en Haití el 80% de la población es católica y el 16% protestante, se considera que el 50% practica el vudú. La población es de casi 10 millones de habitantes. En Puerto Rico es de menos del 1%, sobre una población católica en el 85% y 8% protestante, con 4 millones de habitantes. En República Dominicana los seguidores son alrededor del 1% o menos incluso, sobre una población con 87% de católicos y 4% de protestantes en un total de casi 10 millones de habitantes. El estado de Luisiana, con 4 millones y medio de habitantes, es católico en un 28% y protestante en un 60%, siendo el porcentaje de seguidores vuduístas de entre el 1 y el 3%. Podemos hablar de alrededor de unos 20 a 25 millones de seguidores de vudú en todo el mundo.

Durante la época colonial europea en los países africanos se intentó suprimir el vudú y las demás religiones tradicionales africanas. No obstante, la fuerte inserción en su mundo cultural y familiar ha hecho imposible esta desaparición. Hoy en día es creciente la restauración de este culto en todos los países que lo practican, habiéndose celebrado en el año 1991 en la ciudad de Ouidah (Benín) la primera Conferencia Internacional de vudú. Este dinamismo del vudú también se está viendo seguido por las religiosidades nacidas de él, como todas las formas del mismo o de la santería, que están viviendo una nueva expansión en las zonas del norte, centro y sur de América.

La Reina del Vudú

Vivió durante el siglo XIX. Usaba los más diversos amuletos que vendía cuando ejecutaba sus servicios. Mató a mucha gente y, según se cuenta, podía maldecir a una persona hasta su cuarta generación. De ella se cuenta que aprendió de su madre los misterios del vudú y que la variedad de métodos que utilizaba contra sus víctimas era infinita.

Marie Laveau nació en 1794 en el barrio francés de Nueva Orleans, hija de un rico hacendado francés, Charles Laveau y de Darcental Marguetto, una mulata de la que aprendió la práctica del vudú. En 1819 se casó en la catedral de San Luis con un haitiano llamado Jacques Paris. A pesar de su boda católica, muchos eran ya los que comentaban que la pareja eran practicantes de ritos de magia negra. Jacques moriría en extrañas circunstancias un año después, y desde entonces Marie se hizo llamar la ‘Viuda Paris’.

Tras enviudar, Marie comenzó a trabajar como peluquera y a practicar vudú abiertamente, con lo que logró atraer e influenciar a muchas mujeres blancas, y sobre todo ricas, de Nueva Orleans. Se cuenta que Marie Laveau mezclaba elementos católicos como santos, oraciones o incienso, con otras tradiciones africanas, y se acompañaba de una serpiente a la que llamaba Zombi. Algunos estudiosos también opinan que sus poderes adivinatorios se debían a los informantes que tenía por toda la ciudad, al ser peluquera de las clases más influyentes. Sea cual fuera el motivo, Marie era respetada y temida por toda la población, ya que según la creencia popular tenía la facultad de maldecir hasta provocar la muerte de aquellos a los que considerara sus enemigos y la descendencia de estos. En 1830 Nueva Orleans la proclamó “Reina del Vudu”.

Falleció en 1835 a los 41 años. Su tumba, en el cementerio de San Luis de Nueva Orleans, está entre la lista de las diez tumbas más visitadas a nivel mundial. Aunque al parecer está prohibido, muchos visitantes acuden a su tumbar a escribir tres XXX, ya que según la leyenda si lo haces Marie te concederá un deseo… bueno o malo.

Fuentes: CarlosMesa // Católicnet // Wikiwand // Narradoresdemisterio

Imágenes: Vía Pinterest