Muy buenos días, queridos lectores.
Hoy, desgraciadamente, es lunes. Sí, todas las semanas lo mismo. Deberíamos habernos acostumbrado, pero hay cosas a las que nunca te acostumbras, pero lo de los lunes es criminal. No tiene perdón de Dios. Por suerte, aquí estoy yo para alegraros un poco el día con mis interesantísimas entradas.
El lunes pasado os regalé una entrada completa, llena de actualidad, información nueva y datos interesantes. Pero me salió un poco pesada de leer. Hoy, voy a hacer una entrada igual de interesante, pero mucho más divertida. Porque, queridos lectores, hoy estamos de celebración. Es 17 de Marzo, lo que significa que es... ¡¡San Patricio!!
Una aclaración, antes de que os empecéis a llevar las manos a la cabeza y poner el grito en el cielo. NO HAY UN VIRUS DE LA CERVEZA. La cerveza es un producto de fermentación de varias cosas. De lo que vamos a hablar hoy son de virus que afectan a los ingredientes cerveciles, en concreto, virus de lúpulo. Porque puedes hacer cerveza sin cebada (de trigo), pero nunca sin lúpulo (una afirmación un poco generalista, pero a grandes rasgos es así)
Cuando hablamos de enfermedades víricas que afectan al lúpulo, nos encontramos con 3 grandes virus, pertenecientes a los Carlavirus, que son el Virus del Mosaico del Lúpulo, el Virus Americano Latente del Lúpulo y el Virus Latente del Lúpulo, y tienen importancia económica en la producción (luego explicaremos un poco como y porqué). Además tenemos otro, el Virus del Mosaico de la Manzana, que también afecta al lúpulo.
Los Carlavirus son unos virus compuestos de RNA de polaridad positiva en forma lineal, que se rodea de una proteína de cápside para darle una forma filamentosa y flexible. Al ser RNA de polaridad positiva, dicho RNA puede servir como molde, y codifica su propia polimerasa, a partir de la cual sintetizará el resto de las proteínas de su genoma.
El perpetrante del crimen
La transimisión de este tipo de virus en el lúpulo se da mayormente por la vía de los áfidos, que van infectando entre plantas, cuyo más importante representante es el Phorodon humuli, que, por si no tuviese suficiente con infectar, además causa daños al alimentarse de la planta. Un bicho majísimo, vamos.
Aunque no es una enfermedad severa, es difícil de prevenir, ya que tiene varios vectores virales (los áfidos) que pasan entre plantas. De hecho, si los cultivos de lúpulo son colindantes con otros en los que alguno de los áfidos vectores tiene su "casa", la probabilidad de contagio es cercana a un 100%. Además existe otro elemento de transmisión, el mecánico. Al podar las plantas, se puede llegar a contagiar plantas sanas con restos de plantas enfermas, por lo que hay que tener mucho cuidado.
El otro virus por excelencia que infecta al lúpulo es el Virus del Mosaico de la Manzana, perteneciente al género de los Ilarvirus. Estos virus se caracterizan por tener 3 segmentos de RNA de cadena positiva, encapsidados por 180 proteínas con una simetría T=3, cuasi-esférica. Este virus se descubrió que infectaba al lúpulo debido a que se propagó de este al pepino. Irónicamente, ninguno de estos dos es una manzana, organismo originario de este virus.
Síntomas del Mosaico de la Manzana en Lúpulo
Esta enfermedad es la que se lleva la palma en cuanto a efectos económicos se refiere, con hasta un 30% de los cultivos perdidos. Esto se debe a que las plantas infectadas pierden las hojas rápidamente y tienen un enraizamiento débil. Además, se propaga mediante métodos mecánicos (podas, riegos, etc) de manera que es muy difícil de evitar.
Pero antes hemos mencionado que una simple infección es dura para la producción del lúpulo. Esto se debe a que es una planta muy suya, y solo crece bien en ciertas condiciones. Para que el lúpulo sea bueno para echarlo a la cerveza, tiene que crecer en ciertas condiciones de temperatura, con un ciclo de día-noche muy marcado. Y esto solo se da a latitud 35º, en ambos hemisferios, por lo que los países con producción comercial de lúpulo son Australia, EEUU (Idaho, Oregón y Washington), Europa del Este (Ucrania, Polonia, Eslovenia y la República Checa), Alemania, los Británicos y China. Una vez se consiguió en Sudáfrica, con luz artificial, pero nada más.
Esto hace que los cultivos estén muy concentrados en una misma zona, y si una enfermedad (virus, en este caso) afectase a una de esas áreas, las pérdidas pueden ser muy grandes. Además, existe el problema de identificación de los virus en el lúpulo. Son difíciles de identificar dado que normalmente producen coinfecciones con los viroides de lúpulo y otras enfermedades de tipo fúngico sobre todo, lo que hace que se detecte antes la enfermedad fúngica que la vírica.
Y esto es todo. Os voy a mencionar un par de cosas que se os habrán pasado: Los viroides y cómo se transmiten los virus de plantas. Ambos son muy interesantes, y no hemos hablado aún de ninguno de ellos, pero hoy, queridos lectores, no voy a explicar ninguno de los dos. Eso son entradas para el futuro. Puertas que se abren al cerrar otras. Y todas esas metáforas filosóficas tan bonitas que se me están ocurriendo...
Así que cierro por hoy la entrada, y nos vemos en la próxima, que (espero) será este jueves, como experimento a ver que tal funciona.
¡Hasta la próxima!
Postdata: Hoy mis fuentes son una extensa review sacada de "Plant Disease" y una presentación powerpoint de la Universidad de Michigan. Son pocas, pero intensas.