El ladrón de sueños

Por Iñaki Iñaki Alegria @InyakiAlegria


El ladrón de sueños

Quiero ser…

Sencillamente quiero ser. Punto.

Soñar nos da la vida, nos mantiene respirando.

Por ello, combatimos el ladrón de sueños.

Devuélveme los sueños, la infancia, la ilusión, la vida.” Grita desesperadamente Talile.

Talile, cuyo nombre significa pureza, agua cristalina, así se deshace su mirada.

Llora el cielo, fundiendo la mirada de Talile en lágrimas de sangre que se escurren entre las piernas por las que asoma el llanto de Fayisu. Abriéndose paso, rompiendo con la cabeza barreras, envuelto entre lágrimas de sangre. Son las lágrimas de su madre, que salen ahora, nueve lunas después de la noche que le abrieron en lo más íntimo de su cuerpo robándole la dignidad, y los sueños.

Un brillo bajo 14 años, infancia que acaba de ser vulnerada. Hoy es madre. Y las lágrimas no son de alegría, ni de pureza. Talile no puede hacer honor a su nombre,  a su vida le acaban de robar los sueños. El ladrón no ha sido su hijo que no es más que una mirada inocente que acaba de llegar al mundo, ha sido el hombre que sin previo consentimiento y con violencia le ha arrebatado de un golpe los sueños, hace ya nueve meses.

Brilla su mirada, resplandece el alma de Talile mientras pronuncia las palabras de querer ser enfermera para cuidar a su pueblo. Es su sueño, su historia, su vida… ahora rota, robada.

Talile ahora está condenada en vida a alimentar una nueva boca. A Talile le han robado los sueños. Pero no le han robado la esperanza de que su hijo pueda un día hacer realidad sus sueños.

Es el nuevo sueño de Talile, alimentar la vida de su nuevo hijo para que pueda escribir sus sueños sin que nadie se los arrebate, como lo han hecho con ella. 

Fayisu ha sanado a Talile, haciendo real el significado de su nombre.

Fayisu sueña con ser combatiente del ladrón de sueños, el allanador de moradas, de cuerpos y almas. Sueña con ofrecer protección y defensa a las mujeres ante el ladrón de sueño.