Los esculibiertos (Anguis fragilis) o luciones como se les conoce en castellano, son unos reptiles muy particulares. Aunque mucha gente los confunde con serpientes, en realidad se trata de lagartos que han perdido sus patas, de las que sólo quedan unos pequeños vestigios óseos internos que no sobresalen al exterior. Otra de las características de esta especie es la presencia de párpados móviles, que también aparecen el resto de lagartos y que en las serpientes han sido sustituidos por unas escamas transparentes que recubren el ojo. Los esculibiertos tienen hábitos crepusculares y discretos y suelen esconderse durante el día bajo troncos o piedras. Cuando abandonan sus refugios se desplazan moviéndose sinuosamente entre las hierbas de los prados, enterrándose frecuentemente en el sustrato si está lo suficientemente blando.
Para un esculibiertu, la presencia de patas resultaría un estorbo y no una ventaja, ya que le dificultarían los desplazamientos entre las plantas y raicillas. Pero la evolución es muy sabia y a lo largo de millones de años, los ancestros de los esculibiertos han ido perdiendo su patas paulatinamente, ya que aquellos individuos que tenían las extremidades más pequeñas resultaban mas aptos para la vida en ese ambiente y por lo tanto su supervivencia sería mayor. Y por lo tanto, y tal como sugiere la teoría de Darwin, sus probabilidades de reproducirse y de pasar sus "genes paticortos" a las siguientes generaciones serían mayores que las de sus congéneres de patas largas.
De esta forma, los esculibiertos son una prueba viviente mas que confirma la teoría de la evolución por selección natural de Darwin. A los negadores de esta teoría y defensores de la chorrada integral que algunos llaman "Diseño inteligente" (del que ya hablaré mas adelante un dia que tenga humor) les recomendaría que se fijaran en un esculibiertu y sobre todo en otras especies similares, como el eslizón tridáctilo ibérico (Chalcides striatus) que con sus patas vestigiales y apenas funcionales son muestras inequívocas de transición evolutiva entre los lagartos "normales" y los lagartos ápodos. No sería descabellado afirmar que los ancestros de nuestro esculibierto tuvieron un aspecto muy similar a estos eslizones.
No hay peor ciego que el que no quiere ver.