Es difícil de entender que, a estas alturas de la película, todavía exista una relación Iglesia-Estado, que permita que esa institución mantenga privilegios que han sido suprimidos en casi todos los demás países de nuestro entorno.
Es triste ver cómo se saltan el artículo 16.3 de la Constitución Española que señala que este país es aconfesional. Y no pasa nada. Ahí están las capillas en cuarteles, hospitales, universidades, con sacerdotes pagados por todos los españoles. Y los desfiles de la legión, la guardia civil, el ejército. O la participación activa de alcaldes como el de Zaragoza, Málaga o Madrid en actos religiosos, como misas o procesiones. Por no hablar de la utilización de símbolos religiosos en lugares públicos.
Además de la confesionalidad que demuestra lo expuesto en el párrafo anterior, lo grave es el acuerdo que rige en el tema de la financiación de la Iglesia Católica. Se siguen conservando privilegios en los acuerdos firmados entre el Estado y la Iglesia, acuerdos que a mi entender rayan la inconstitucionalidad.
El 3 de enero de 1979 se firmaron cuatro acuerdos, del económico se pueden extraer los siguiente puntos:
Artículo 2, punto 5. La Iglesia Católica declara su propósito de lograr por si misma los recursos suficientes para la atención de sus necesidades…
Artículo 3. No estarán sujetas a los Impuestos sobre la Renta o sobre el gasto o consumo, según proceda…
Artículo 4.1. La Santa Sede, la Conferencia Episcopal, las Diócesis, las Parroquias y otras circunscripciones territoriales, las Órdenes y Congregaciones Religiosas y los Institutos de Vida Consagrada y sus provincias y sus casas tendrán derecho a las siguientes exenciones…
Conviene leerse todo el articulado, pero baste analizar que todos los privilegios se firmaron hace más de treinta y dos años y sin embargo –si leemos el párrafo escrito en color verde— vemos que “no han tenido tiempo” para encontrar los recursos suficientes. ¡Ya está bien!
Este artículo es una tomadura de pelo y el gobierno de UCD de entonces y todos los demás hasta el de Zapatero de hoy, y tristemente el de mañana, saben perfectamente que mientras que los ciudadanos contribuyentes tienen que financiarse y pagar todo lo que consumen y sus impuestos, la Iglesia, a la que no le han puesto un tiempo límite para autofinanciarse, sigue mirando a otro lado y sin interesarse en cumplir, lo más mínimo, el compromiso firmado. Está claro que acostumbrada a poner la mano, no tiene la menor intención de autofinanciarse. Y ahí está el gobierno incapaz de hacerle cumplir con sus obligaciones.
Por cierto que además, a cambio, no hacen sino morder la mano que les da de comer. Siempre enfrentándose con el poder para obtener más privilegios, como si no tuvieran bastante. Y ahí queda la actitud claudicante del gobierno y demás poderes públicos que cada vez se rinden más ante Rouco y sus muchachos.
Porque en momentos de crisis, la Iglesia se sigue llevando 6000 millones de euros al año. La crisis, al igual que ocurre con otros poderosos, no va con ellos.
Conviene recordar que el laicismo que reclamo no es anticlericalismo, sino la imperativa defensa de separar lo civil de lo religioso y que todo lo relacionado con la religión sea de carácter privado y costeado por sus fieles y no por todos los ciudadanos seamos o no católicos. España sigue siendo una excepción en su entorno, donde el laicismo está presente como un valor primordial de su democracia. Amén.
Salud y República