También es justo mencionar que lo hice, más que por las ganas de adentrarme en una historia que ya en su título pregonaba la aparición de “la hija de Hitler”, porque la propia autora la marcó como una de sus mejores novelas, lo que no me dejó otro camino que abrir el dispositivo electrónico y comenzar con la vida de un tal Erik Hanussen, personaje real que parece haber sido confidente, mago, consejero y enemigo de Adolf Hitler. Como decía al principio, la figura del hombre del bigotito, su maldad, sus excentricidades, su interés por lo oculto y la magia, creo que ya han dado de sí más de lo que incluso su importancia histórica merece. Es como en el cine español las tetas y la guerra civil. Pero en el caso concreto de Erik Hanussen decidí darle la oportunidad que merecía y leí su historia, de la que no voy a desvelar apenas nada, pero cuya vida es uno de los ejes principales de la novela y vara de soporte en la que se apoyan todo el resto de personajes, así como la propia historia de “El legado”. El señor Hanussen, tras adquirir unos conocimientos esotéricos fundamentales, pasa de ser una especie de entusiasta de las tesis hitlerianas publicadas en el Mein Kampf a convertirse en un elemento desestabilizador del régimen nazi, pero ambas cosas las hace desde la materia que domina, el ocultismo y la magia. Una magia real alejada de los juegos de prestidigitación típicos del ramo, pues el señor Hanussen adquiere ciertos poderes a cambio de un pacto místico, no con el diablo como Fausto, sino con un ser misterioso, el señor Welldone, que parece dominar los entresijos de lo oculto. Esto, que quizá leído en frío pueda parecer extraño, en la novela no lo es y su desarrollo está perfectamente bien engarzado para no hacer rechinar los engranajes de la razón del lector.
Este pacto entre Erik Hanussen y el señor Welldone, que se produce en la ciudad de Praga en el año 1919, marca la vida del propio Hanussen, como cualquier otro pacto de la vida tiene dos caras, una que concede poder y riqueza, y otra que obliga a una pesada carga por conseguir lo deseado, siendo esta esta carga, que Hanussen no es capaz de llevar, el hilo conductor de la novela. Una de las advertencias que Welldone pone sobre la mesa cuando concede a Erik Hanussen sus deseos, es hacerlo conocedor de que el precio de su éxito se transmutará en desgracia en las personas que más ame, por lo que le aconseja que pase su vida sin amar a nadie, advertencia que repite el mago ante Adolf Hitler cuando le ofrece sus conocimientos para que éste acceda al poder absoluto. Sin embargo, tanto el propio Hanussen como el bigotudo Hitler cometen el error de amar, y es sobre estas personas amadas (dos mujeres) sobre las que la novela de Blanca Miosi se transforma de un refrito conocido en una novela digna de considerarse merecedora del calificativo de portadora de las mejores letras de la autora.
Como decía, Erik Hanussen tiene una hija que cría en solitario, y que por casualidades de la historia se convierte en amante de Adolf Hitler. No sería justo dejar de reconocer que estuve a punto de dejar la novela en ese momento…, pero comprendí que por la magnitud de las páginas que me faltaban por leer, por fuerza la historia había de superar cronológicamente la figura de Adolf Hitler, la guerra, los judíos, y todo eso, así que seguí y tras la conocida (o no) muerte del führer fue cuando comencé a disfrutar de la novela. Y la comencé a disfrutar no porque anteriormente estuviera mal escrita, por supuesto que no, o porque desaparecieran los nazis, algo que agradecí sobremanera, sino porque en ese preciso momento la autora dejó de narrar una etapa histórica conocida y comenzó a crear con total libertad una serie de personajes fabulosos. Mientras duró la etapa histórica (magníficamente narrada y documentada), la señora Miosi estaba encorsetada, encerrada entre los datos reales que no podía cambiar, entre los personajes que obligatoriamente tenía que usar, Goebbels, Himmler, …, y lugares que no se podía saltar, Berlín, Rusia, etc., pero tan pronto como la amante de Hitler, e hija de Hanussen, se escapó a América y cambió su apellido, la señora Miosi se desató las esposas y comenzó a narrar la historia de una saga familiar extraordinaria.
Entraron en escena nuevos personajes (maravillosos los dos hombres, Albert y John Klein), nuevas vidas, nuevos sentimientos, nuevas motivaciones que ya nada tienen que ver con la guerra o con el omnipresente Hitler. Entraron en juego amores, desengaños, decadencias y temores que van ligados a la esencia humana, a las relaciones humanas, a las envidias, a las mentiras, al honor y a la necesidad de los seres humanos por construir círculos de confort aún a sabiendas de que en algún momento deberán romperse, y aún a sabiendas también de que las paredes que los aguantan son de cartón piedra. En esa situación Alicia, la amante de Hitler e hija de Erik Hanussen, inicia una nueva vida que por sí misma ya daría para una novela de calidad. Sola, con el apoyo monetario infinito de su padre desde Suiza, en un pueblo de los Estados Unidos, la joven Alicia y Sofía, su recién nacida hija de Hitler, deben construir una nueva vida que las mantenga al margen del peligro que su herencia maldita arrastra, una vida que les permita, especialmente a la niña, ser normales, y fue en esa creación de una nueva identidad cuando la novela comenzó a entusiasmarme hasta el final.
No soy de desvelar demasiada trama en estas conclusiones, y no lo haré tampoco con esta obra de la señora Blanca Miosi, pero sí he de destacar una cualidad que envidio de esta autora, una más, y que no es otra que la facilidad por narrar periodos largos de la historia con la más absoluta de las normalidades. Periodos que pueden comprender varias décadas en las que aparecen y desaparecen personajes con total naturalidad, algo que ya destaqué en su novela El cóndor de la pluma dorada, pero que aquí maneja con mucha más soltura. Los personajes, reales en la imaginación del lector, se enlazan unos con otros con absoluta claridad sin que el espectador se pregunte qué ha pasado con ellos, de dónde salen, o por qué desaparecen. La señora Miosi soluciona esta faceta con altísima nota, lo que le da a la novela una agilidad excelente.
No es de largas explicaciones, descripciones paisajísticas extremas o monólogos existenciales con los que ocupar páginas y páginas, en absoluto. Las letras de El legado son justas para situar al lector en cada momento de la historia, necesarias para la introducción y conocimiento de los personajes, pero deja a la propia imaginación todo el entorno, lo que se agradece porque cada uno lo rellena con más o menos guarnición, de modo que el plato no canse a nadie.
Como decía, creo que es una novela excelente, la mejor que he leído de esta autora, y una obra que se distingue del resto de la bibliografía de la señora Miosi por carecer de algo que siento que no la ayuda, y que no es otra cosa que la prisa. Para los lectores fieles de esta autora, creo que El legado se situaría a caballo entre su Manuscrito I y El cóndor de la pluma dorada, pero mejorando a ambos.
Muchas felicidades, Blanca.
¿Y si un desconocido te ofrece concederte lo que más deseas? Es lo que le ocurrió a Erik Hanussen, el astrólogo de Hitler. Pocas personas influyeron tanto en la vida de Adolf Hitler como el misterioso Erik Hanussen considerado, durante muchos años, el mejor vidente de Berlín y consejero personal del dictador. Dos personalidades ambiciosas que se utilizaron mutuamente para obtener lo que más deseaban. Pero, todo tiene un precio…
Hanussen ayudó a Hitler en su fulgurante ascenso al poder; sin embargo, no fue capaz de controlar las consecuencias de una descendencia con los mismos genes que el Fuhrer. A partir de la misteriosa historia de Erik Hanussen, astrólogo, vidente, mago y amigo personal de Adolf Hitler, El legado es una fascinante novela sobre una saga familiar fantásticamente ambientada, un relato con personajes perseguidos por un pasado que determinará sus trágicos destinos.