Es encantadora, graciosa, llena de detalles irónicos sobre los problemas de la vida real. Fue muy importante porque no había nada de ese estilo, fue la primera y se comparó su impacto innovador con Blancanieves de 1937. Sus personajes se veían reales, vivos, era algo totalmente novedoso, interesando tanto a niños como a adultos.
Abrió una puerta, se convirtió en el patrón con el que los animadores de grandes productoras como Dreamworks o Blue Sky se comparaban, llegando al extremo de ser considerada por muchos como “La película que hubieran querido hacer”. Por su carácter innovador, Pixar pasó a ser el lugar donde todos querían trabajar.
Se convirtieron inmediatamente en parte de la cultura popular, sus personajes Woody y Buzz tienen una personalidad tan definida que se utilizan como referencia en otro contexto y todos sabían de quienes estaban hablando, acortando la distancia entre el mundo del espectáculo y lo real.
Al verlas uno sabe como es enfrentar la lealtad, como es estar al servicio de los demás, cómo es ser adulto, porque los juguetes son adultos que tratan de sobrellevar la adversidad, todos con el propósito de cuidar a Andy, lo que la hace conmovedora, tienen un aporte emotivo y una conexión con nosotros, una idea muy astuta de Pixar.
Toy Story creó el mercado de animación en 3D, y aunque su tecnología ha sido superada por otras con mejores gráficas computarizadas, sigue atrapándonos en su mundo, preocupándonos por lo personajes y siendo una gran película. Su impacto va más allá de su propia historia por su inocencia, honestidad y pureza. Una película universal y eterna.