Tan pronto comenzamos a accionar nuestro cuerpo con movimientos dirigidos, éste comienza a tomar una forma distinta, empezamos a notar que también somos blandos, flexibles, curvilíneos, no sólo seres rígidos con movimientos automatizados. Nuestro cuerpo respira, siente, suda, habla a los demás y sobre todo a nosotros mismos. Se comunica de manera chispeante, alegre y totalmente expresiva cuando estamos en acción y le dejamos ir, especialmente cuando las acciones tienen un fin, una dirección.
Nuestro cuerpo puede allanarse tanto como estemos dispuestos a desearlo, sólo está a la espera de las órdenes que debemos dar y él responde, cuanta más actividad propiciemos a nuestro cuerpo más y más ampliaremos nuestro campo de respuestas. Accionar el cuerpo permite desarrollar una sensibilidad especial en los movimientos, caminando, sentados, oliendo, en el tacto. Despertamos un nuevo lenguaje que igual tengamos algo olvidado.
La acción de los movimientos va dirigida a un objetivo, poder desarrollar aquellas acciones que realizamos diariamente o como ejercicio en un ambiente no habitual, nos permite, llevándolas hasta donde deseemos o hasta nos lleve la propia acción, descubrirnos, ser más conscientes de nuestro cuerpo y de nuestras capacidades. Romper la rigidez a la que tenemos habituados nuestra mente y nuestro cuerpo, y ver nuevos posibles, nuevos puede ser. Juegos a través del movimiento con los que construímos nuevos lenguajes para comunicar.
El ser humano desea ser feliz, tanto como objetivo principal, como por propia naturaleza. Caminamos y nos movemos diariamente, para hacer nuestro paso por la vida alegre, y sentirnos a gusto con nosotros. Así pues es un buen ejercicio probar a cambiar nuestras acciones diarias para pasárnoslo bien, divertirnos, sentirnos alegres, y disfrutar de esos momentos de acción que hacemos diariamente, y verlos con un enfoque distinto ese camino. Cambiando nuestras acciones diarias, dejando a nuestro cuerpo expresarse a su libre albedrío, sin ser controlado por las estrictas cláusulas sociales, nos permitimos modificar nuestro lenguaje, diciendo lo mismo, pero con puntos de vista nuevos, que abran nuevas perspectivas.
El movimiento tanto en un individuo como en un grupo, es un campo que se abre a una nuevas formas de comunicar de expresar mensajes, que aunque ya son conocidos, siempre se les puede dar un toque que los haga diferentes, atractivos y sobre todo rentables. La capacidad comunicativa de un equipo con un objetivo claramente marcado, será decisiva si sus movimientos hablan un lenguaje claro y directo.